Treinta segundos antes de la veda electoral, Roger Waters pidió en su concierto en Brasil "resistir contra el fascismo"

Se temía que el músico inglés incumpliera las leyes brasileñas y que fuera detenido durante su espectáculo en Curitiba por pronunciar algún mensaje político

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Roger Waters.
Roger Waters.

Roger Waters desafió la veda electoral en Brasil. O, para ser más precisos, estuvo a punto de romperla. Se temía que el músico inglés fuera detenido por la policía si pronunciaba algún mensaje político durante su concierto de este sábado en Curitiba.

De forma imprevista, en un momento del espectáculo las luces se apagaron. Todo estaba a oscuras. El reloj marcaba las 21:58, faltaban dos minutos para que se cumpliera la veda y, en una muestra de la sutil picardía inglesa, en las pantallas gigantes detrás del escenario un mensaje apareció.

“Nos dijeron que no podíamos hablar de las elecciones después de las 22:00 horas. Tenemos 30 segundos para hacerlo. Esta es nuestra última oportunidad para resistir el fascismo antes del domingo. Él no”

"Ele não" (Él no), símbolo de la campaña contra Jair Bolsonaro, el candidato favorito en las elecciones presidenciales de este domingo en Brasil, retumbó en la miles de personas que asistieron al concierto en Curitiba.

Semanas atrás, el ex Pink Floyd brindó un concierto en el Arena Palmeiras, en San Pablo, y no dejó pasar la oportunidad para hacer una crítica contra Bolsonaro, a quién llamó un "neo-fascista".

Por otra parte, la Justicia brasileña negó un pedido realizado por Roger Waters para visitar al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva en prisión.

Roger Waters criticó a Bolsonaro entre de sus conciertos en Brasil.  (Twitter: @J_Sz_Sz)
Roger Waters criticó a Bolsonaro entre de sus conciertos en Brasil.  (Twitter: @J_Sz_Sz)

La magistrada Carolina Lebbos, de la decimosegunda sala del tribunal federal de Curitiba, no autorizó la visita del músico durante el fin de semana a la prisión donde Lula cumple una pena a 12 años por corrupción pasiva y lavado de dinero.

La jueza alegó que la "visita a un ambiente de carcelario, por la naturaleza que es inherente, no se hace de forma improvisada, tampoco se somete exclusivamente a la comodidad" del preso o del visitante.

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