En la década de 1990, Jair Bolsonaro utilizó su banca en el Congreso de Brasil (es diputado desde 1991) para defender a Hugo Chávez, ex presidente de Venezuela; y Alberto Fujimori, ex mandatario de Perú. También exigió la liberación del dictador chileno Augusto Pinochet.
En 1998, además habló en defensa del derecho de ser candidato a la presidencia del general paraguayo Lino Oviedo, condenado por un tribunal militar. Para el parlamentario, la prisión de Oviedo, acusado de articular un golpe, tenía el objetivo de "alejarlo de la disputa de las elecciones presidenciales". Bolsonaro subrayó que el general era el líder de las encuestas.
Los elogios a Chávez se dieron el 5 de agosto de 1999, dos días después de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, que suspendería el funcionamiento del Congreso y modificaría la estructura de la Justicia venezolana.
En el Congreso brasileño, Bolsonaro leyó dos cartas de lectores publicadas en el diario O Globo. Una de ellas enaltecía los cambios en el Legislativo y en la Justicia de Venezuela, ya que el pueblo no soportaba más "la omisión, la ineficiencia y la corrupción que brota(ba) en esos dos poderes". Otro lector escribió que el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso debía "moralizar el país con mano de hierro antes de que el pueblo resuelva (resolviera) hacerlo por la fuerza".
La revista Veja recuerda que la primera cita a Fujimori fue hecha en febrero de 1996. Bolsonaro criticó a los entonces presidentes del Congreso Nacional, José Sarney; y del Supremo Tribunal Federal, Sepúlveda Pertence, que no recibieron al peruano en su visita a Brasil.
Cuatro años antes, el por entonces mandatario de Perú había aplicado un autogolpe y cerrado el Congreso y la Corte Suprema de su país. El hoy candidato a la presidencia brasileña lamentó en su momento la decisión de Sarney y Pertence. Afirmó que Fujimori era un hombre digno, que estaba haciendo un excelente gobierno.
En tanto, la solidaridad con Pinochet fue manifestada en 1998, días después de que el gobierno británico arrestara al chileno por orden del juez español Baltazar Garzón.
En el Congreso brasileño, Bolsonaro cuestionó una decisión que sería, a su juicio, la peor para el pueblo. El diputado anunció que le había enviado un fax a Tony Blair, entonces primer ministro británico, pidiendo la liberación del ex dictador chileno.
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