Con el triunfo en primera vuelta todavía fresco, Jair Bolsonaro ratificó el rumbo de lo que hasta ahora ha sido eje de su campaña. Prometió luchar contra la violencia y la corrupción endémica en Brasil en caso de que sea electo Presiente el próximo 28 de octubre, en la segunda vuelta con el petista Fernando Haddad.
Violencia y corrupción son los dos grandes temas con los que el diputado ultraderechista insiste desde que se lanzó a la carrera por la presidencia, en 2015. Pero Bolsonaro no sólo ha ganado notoriedad por esa agenda.
Además de mostrarse como un nostálgico de la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, el ex capitán del Ejército posee un robusto historial de comentarios ofensivos contra las mujeres, los homosexuales, los negros y el Partido de los Trabajadores (PT) del encarcelado Lula da Silva.
"Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. Prefiero que muera en un accidente antes de que aparezca con un bigotudo por ahí", le dijo en 2011 a la revista Playboy.
Y sólo dos años atrás, el diputado ultraderechista aseguró en un entrevista con Rede TV que aunque existen mujeres "competentes", "no emplearía hombres y mujeres con el mismo salario".
Pese al rechazo que generó por sus dichos, canalizado en parte en las enormes movilizaciones #Elenao ("'Él, no"), Bolsonaro salió indemne y arrasó en las urnas con 46 puntos contra 29 del petista Haddad el domingo pasado.
En un intento por comprender el "fenómeno Bolsonaro", Infobae entrevistó a diferentes perfiles de votantes pertenecientes a los grupos destinatarios de su desprecio verbal.
Una mujer, un joven gay, un hombre negro y un ex votante del PT cuentan por qué votaron al ex militar, quien alguna vez dijo que "ningún cambio se produciría a través del voto" y ahora está a un paso de convertirse en el próximo presidente del gigante sudamericano.
"Mi propio padre dijo que me prefería muerto cuando supo que era gay, y al día de hoy tiene otro parecer y me sigue amando. ¿Por qué no creer en que Bolsonaro cambió de idea?", dice Thiago Silva, 29 años, desempleado desde hace dos meses.
El joven piensa que el pensamiento de Bolsonaro, quien unos años atrás dijo que si algún día encontrase una pareja de hombres besándose en la calle les pegaría, simplemente cambió.
Silva dice "Brasil está en un momento terrible", jaqueado por la corrupción y la violencia. Toda su familia ya fue asaltada en Anchieta, el barrio donde viven en la zona norte de Río de Janeiro. "Bolsonaro es el único con una propuesta seria y firme para combatir la inseguridad".
Aunque nunca se había involucrado directamente en la política, el ex capitán del ejército lo hizo cambiar de idea. "Él (Bolsonaro) nunca entró en el juego mafioso de los gobiernos del PT. Estamos ante una oportunidad de cambio, somos el cuarto país más corrupto del mundo, esto no da para más", asegura el joven.
Tamires Mendes Bonda, 25 años, estudiante de profesorado de inglés , opina que el PT ya tuvo su oportunidad. "Estuvo 13 años en el poder y no consiguió cambiar nada, sólo aumentaron los homicidios".
Bonda no niega el carácter por demás polémico de varias declaraciones del candidato. Pero cree que "dice la verdad, lo que muchos ciudadanos de bien querríamos decir, y él como figura pública asume el peso de las palabras".
Ni experiencia política ni capacidad técnica. "Pulso firme", responde Bonda, consultada sobre el principal atributo de Bolsonaro, "necesario para que Brasil cambie", agrega.
En 2003, en medio de una discusión en un pasillo del Congreso, en Brasilia, Bolsonaro le dijo a la diputada petista María do Rosario que jamás la violaría "porque no lo merece".
La joven explica que pese a los desatinos del diputado en sus declaraciones, no cree que el ultraderechista vaya a perjudicar a las mujeres en un potencial gobierno. "Ya tuvimos una presidente mujer (Dilma Rousseff) y no hizo nada para que las mujeres no ganáramos menos".
Para Sergio Praça, profesor de Ciencia Política de la Fundación Getulio Vargas, considerar que el electorado brasileño es mayoritariamente homofóbico o racista y por eso se vuelca hacia Bolsonaro "fue el principal error del PT para intentar comprender su popularidad".
Según Praça, el abultado respaldo que obtuvo es parte de las consecuencias del descreimiento en el que se hundieron los partidos políticos brasileños luego de la revelación del mega esquema de corrupción del Lava Jato en 2014. "Hay un pueblo infeliz e insatisfecho, que vio que su gobierno fue saqueado y ha intentado dar una respuesta en las urnas".
De acuerdo al último sondeo de Datafolha publicado esta semana, Bolsonaro vencería en la segunda vuelta a Haddad por 58 puntos a 42. El candidato ultraderechista consigue -paradójicamente- imponerse a Haddad también en las preferencias del electorado femenino brasileño.
Hícaro Teixeira, 25 años, es periodista, y se reivindica "negro" -la forma socialmente aceptada para denominar a la población afrodescendiente en Brasil-.
El periodista nunca concordó con la política de cuotas raciales del lulismo, que garantizaban el acceso de la población negra a las universidades para compensar una discriminación histórica. "Para ellos siempre fuimos masa de maniobra, pensaron que teníamos que besarle los pies a los blancos para recibir alguna migaja, pero nunca dieron una base económica para que los negros pudieran llegar a lugares de poder".
Pese a los desafortunados comentarios de Bolsonaro, Teixeira dice que el diputado derechista defiende "el discurso de la igualdad del ser humano, de la meritocracia independientemente del color de piel". "Yo quiero ver a un negro empresario, exitoso, un negro médico o periodista que crezca en su vida. Para el PT siempre vamos a seguir abajo", asegura.
Coincidentemente con otros electores, una de las principales razones de su encanto con el candidato del Partido Social Liberal (PSL) es la promesa de que "golpeará duro contra la violencia", una preocupación personal que -reconoce- apareció desde que sufrió un violento robo a punta de pistola en el que le quitaron su celular, en 2014. "El PT diseminó la idea de que el delincuente es víctima de la sociedad, eso tiene que cambiar".
El relato de Eduardo Camoes, 28 años, fotógrafo, también es de desencanto con el partido de Lula, al que acompañó hasta 2014. "Desde que se destapó toda la corrupción que había atrás empecé a salir a la calle para reclamar por un país mejor", dice.
Camoes sigue con atención a Bolsonaro desde 2015, pero desde hace un año, por encarnar el liderazgo antipetista, siente que es la persona indicada para presidir Brasil. "Pelea con todos y lucha por la familia, no por corruptos ni ladrones. Es el único que puede parar a esa mafia (el PT)", dice.
"Lula nos hizo creer que luchaban por la libertad del pueblo y por distribuir la riqueza, pero realmente después supimos que sólo buscaban intereses propios, robaban para ellos", agrega.
El mes pasado, cuando encabezaba un acto de campaña en el estado de Acre, en el noroeste del país, Bolsonaro tomó un trípode, apuntó al cielo como si fuese una ametralladora y lanzó: "Vamos a fusilar a todos los petistas de Acre".
¿Encarna Bolsonaro el peligro de una onda violenta y revanchista contra la izquierda?
"El único problema es que no se guarda las cosas que piensa, es demasiado sincero. No estoy a favor de la tortura ni de la violencia. La frase fue desafortunada. Pero es como si se tratase de un bandido que mató a un nene y después es torturado por la policía. No concuerdo, pero no me duele", responde el fotógrafo.
Diputado federal por 27 años, Bolsonaro se presenta como un "salvador de la Patria" que promete sacar a Brasil de una profunda debacle económica, política y moral. Pese a su larga trayectoria como legislador y a haber integrado ocho partidos antes de su desembarco en el PSL, se presenta como un outsider.
Según Mauricio Santoro, politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, es posible trazar un paralelismo entre el impacto del Mani Pulite italiano en los años 90 y los coletazos del Lava Jato en Brasil.
"En Italia, la desilusión de los electores con la corrupción y los problemas económicos llevó a Berlusconi. En Brasil hubo una respuesta semejante al rechazo del sistema político. Si bien es un político profesional, Bolsonaro entendió mejor que nadie el sentimiento de rabia y desilusión del elector y supo presentarse de otra forma", sintetiza Santoro.
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