Con el magro desempeño que Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), obtuvo este domingo en las elecciones presidenciales en Brasil, la tradicional fuerza política liderada por el ex mandatario Lula da Silva acumula una pérdida de casi 20 puntos porcentuales desde su pico en 2006, cuando gozaba de su nivel más grande de popularidad.
Haddad alcanzó el 29,28% de los votos, por detrás de Jair Bolsonaro que logró el 46,03% con el 100% de las mesas escrutadas. Habrá segunda vuelta entre ambos candidatos, pero el desempeño del petista es el peor en dos décadas y muestra un aparente cambio de época en Brasil.
Hace apenas cuatro años, cuando la ex presidenta Dilma Rousseff se presentó en búsqueda de la reelección, el PT alcanzó el 41,9% de los votos contra el 33,55% de Aécio Neves, y luego se impuso en segunda vuelta. Es decir, una caída de casi 13 puntos desde aquel entonces hasta hoy.
En 2010, cuando Rousseff se presentó por primera vez, había logrado el 46,91% contra el 32,61% de José Serra, ganando también en aquella ocasión en segunda vuelta. La debacle de Haddad para el PT, en comparación con estas elecciones, llega a los 18 puntos.
Pero cuatro años atrás, en la edad de oro petista, el líder del partido Luiz Inácio Lula da Silva había alcanzado el 48,6%, casi logrando ganar en primer vuelta contra Geraldo Alckmin que obtuvo el 41,6%. Fue el mejor desempeño electoral del PT, y comparado al de este domingo equivale a una pérdida de casi 20 puntos porcentuales en 12 años.
Precisamente en esos 12 años en Brasil se destapó el inmenso caso de corrupción en torno a la petrolera estatal, Petrobras, y la constructora Odebrecht que involucró a gran parte de la cúpula del PT y a políticos de todo el arco político. De hecho, Lula acabó condenado a prisión por 12 años precisamente a raíz de este caso y Rousseff fue destituida en un polémico juicio político por su manejo de fondos públicos.
El éxito de Bolsonaro, un polémico ex militar que se presenta a sí mismo como la opción antisistema y genera una aceptación y un rechazo profundos, puede explicarse al menos en parte como una reacción ante este descrédito por la política que ha experimentado el electorado brasileño, y lo hizo explícito ayer al decir que en segunda vuelta estaba "en juego" la continuación de la operación anticorrupción del "Lava Jato".
Brasil también debió enfrentar una grave crisis económica luego del colapso financiero global de 2009, de la que aún no se recupera del todo y que ha postergado indefinidamente sus aspiraciones como potencia emergente.
En 2002, cuando Lula por primera vez triunfó en elecciones presidenciales, el PT alcanzó el 46,4% de los votos, por debajo de su pico pero aún así un nivel muy alto comparado al alcanzado este domingo, frente a José Serra, que logró el 23,2%.
Y finalmente en 1998, durante la tercera participación de Lula hace ya dos décadas y justo al inicio de un giro hacia la centroizquierda en gran parte de América Latina, el PT obtuvo el 31,7%, siendo derrotado por Fernando Henrique Cardoso con el 53,1%.
Es decir, hace 20 años el PT lograba el 31,7% de los votos, creció en los años posteriores y en base a diferentes coaliciones hasta llegar a su punto más alto en 2006, cuando llegó al 48,6%, y comenzó luego una progresiva caída hasta la debacle de este domingo, cuando sólo alcanzó el 29,28%, por debajo de su registro de 1998.
Casi como un símbolo de esta debacle electoral, Rousseff intentó retornar este domingo al escenario político compitiendo por una banca en el Senado desde el estado de Minas Gerais, pero con apenas el 15% de los votos se estaba quedando afuera, a sólo dos años de haber dejado la presidencia.
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