La anulación del indulto al ex presidente peruano Alberto Fujimori reavivó la guerra entre sus hijos Keiko y Kenji, quienes se disputan su legado político.
La Corte Suprema anuló el miércoles el indulto y ordenó que el ex mandatario (1990-2000) vuelva a prisión luego de 10 meses de libertad, tras lo cual fue ingresado a una clínica de Lima, donde permanece este jueves.
A pesar de haber sido condenado a 25 años de prisión por crímenes contra la humanidad y corrupción, Fujimori siguió gozando de gran popularidad en Perú por haber acabado con el terrorismo de Sendero Luminoso y la hiperinflación. Ese legado se disputan sus hijos, pues ambos quieren ser presidentes.
La clínica se convirtió así en una suerte de gran teatro, donde los peruanos contemplan un drama shakesperiano, protagonizado por dos hermanos que lloran por la cancelación del indulto.
Es que la lucha fratricida entre Kenji (38 años) y Keiko Fujimori (43) parece una versión andina de "El rey Lear", la tragedia de William Shakespeare sobre el legado de un monarca a sus herederos. En este caso la herencia es el capital político del fujimorismo, primera fuerza electoral de Perú.
El cisma en el fujimorismo se selló en junio cuando el partido que lidera Keiko -que domina el Congreso- consiguió quitarle su escaño parlamentario a Kenji, quien se opuso a la cruzada de su hermana para destituir al entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien renunció en marzo pasado.
Ambos hermanos, que podrían enfrentarse en las presidenciales de 2021, derramaron lágrimas tras la anulación del polémico indulto que Kuczynski le concedió a su padre, de 80 años, en víspera de la última Navidad.
Pero un antiguo abogado del ex presidente de ancestros japoneses declaró que las lágrimas de Keiko llegaron tarde, pues fueron las propias acciones que ella emprendió por ambición política las que condujeron a la anulación del indulto.
La misma advertencia había hecho Kenji en mayo, cuando dijo que si el indulto era anulado, sería por culpa del partido Fuerza Popular de su hermana, que él mismo ayudó a fundar en 2011 y del que se marginó en febrero pasado.
La escalada bélica del partido de Keiko -primero contra Kuczynski y después contra Kenji- "hacía irremediable traerse abajo el indulto", subrayó el abogado César Nakazaki.
"Es una cadena de hechos", agregó el letrado, tras subrayar que "era imposible tumbarse a Kuczynski" y expulsar del partido a 10 legisladores leales a Kenji sin que el indulto colapsara.
"Ojalá se hubiera quebrado antes" Keiko, acotó Nakazaki sobre las lágrimas de la poderosa líder opositora ante la prensa.
Jubilado de la política
Kenji también auguraba este desenlace y se lo había advertido a su hermana en mayo.
"Si mi padre regresa a la cárcel jamás se lo perdonaré a Fuerza Popular", había declarado el benjamín del clan, afirmando que la "turbulencia política" por la "pugna del poder" del partido de Keiko podía derrumbar el indulto.
Kenji fue el promotor del indulto y para conseguirlo apoyó a Kuxcynski. Su hermana no hizo nada para obtenerlo por temor de que su padre le disputara el liderazgo del partido, según señalan analistas.
Tras salir de la cárcel, Fujimori se retiró a escribir sus memorias y se declaró jubilado de la política, aunque mantuvo su empeño de reconciliar a sus hijos.
Disputa familiar
Kenki sorprendió el pasado 21 de diciembre cuando, al frente de 10 legisladores fujimoristas leales a él, salvó a Kuczynski de ser destituido por el Congreso.
Así rompió la monolítica unidad del fujimorismo y generó la ira de su hermana, que mantenía acorralado a Kuczynski desde que asumió en julio de 2016.
Tres días después, Kuczynski indultó al ex presidente. Todos lo interpretaron como un pago a Kenji por su apoyo crucial en el Congreso.
En marzo un lugarteniente de Keiko acusó a Kenji de negociar votos para frustrar una nueva moción de vacancia presidencial. Eso generó un escándalo y condujo a la renuncia de Kuczynski.
El Congreso suspendió en junio a Kenki como parlamentario por negociar indebidamente votos para Kuczynski.
Keiko era la política más popular en el país, pero en estos últimos dos meses su apoyo se hundió a 11% tras sus pugnas con el presidente Martín Vizcarra, el sucesor de Kuczynski.
Ella aparentemente calculó que arrinconar a Vizcarra le daría réditos políticos, como había ocurrido con Kuczynski, pero el tiro le salió por la culata.
Con información de AFP
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