Al margen de que el oficialista Frente Amplio de Uruguay lo niegue, las evidencias del apoyo económico del ex presidente argentino Néstor Kirchner a la campaña que llevó a Tabaré Vázquez al poder en Uruguay en 2005 son rotundas, en horas en las que recrudecen las denuncias sobre la ruta del "dinero K" .
Un editorial publicado este martes por el periódico uruguayo El País señala que un empresario argentino vinculado con la fundación Madres de Plaza de Mayo confirmó lo que todo el mundo sabía: el vínculo muy estrecho entre Kirchner y Vázquez.
"Buenos Aires empapelado con la cara de Vázquez, los actos proselitistas allí realizados y el trasiego de votantes frentistas son hechos que quedaron en el recuerdo de la más deplorable injerencia argentina en los asuntos uruguayos", dice El País en su editorial.
"La oposición (de Uruguay) lo denunció por entonces sin que a nadie del nuevo gobierno se le moviera un pelo. Nuestra cancillería (habla de la uruguaya) no reaccionó pese a la enormidad que era oír a un gobernante argentino cacareando que metió 'la manito' en las elecciones uruguayas", continúa.
Se trataba del viceministro Enrique Albistur, jefe de medios de comunicación de la Casa Rosada, quien se jactó de "la manito" que le dio al Frente Amplio con "una campaña de afiches callejeros y un festival para recolectar fondos para trasladar votantes a Uruguay".
Lo que el empresario argentino Sergio Schoklender agregó ahora es que Kirchner mandaba el dinero a través de la fundación Madres de Plaza de Mayo. "Esos fondos destinados a intervenir en las elecciones de un país vecino no provenían del erario público, sino que formaban parte de esa recaudación extraoficial, el 'dinero K', producto de coimas que ahora investiga la Justicia argentina", agrega el periódico de Montevideo.
Consultado al respecto, Jorge Brovetto, presidente del Frente Amplio en esa época, dijo que los dichos de Schoklender sobre la financiación argentina son "totalmente disparatados" y que "nada de eso ha sido motivo de conocimiento por parte de nadie que conozca".
Sin embargo, la evidencia de esa intervención es tan grande que funcionarios kirchneristas "se ufanaban de su contribución" a la victoria de la izquierda en Uruguay.
En sus dichos, Schoklender fue un poco más lejos cuando dijo que no podía asegurar que ese flujo de dinero contante y sonante se hubiera enviado en efectivo a Uruguay para costear los gastos de campaña de la fórmula Tabaré Vázquez-Rodolfo Nin Novoa. "Lo supongo, pero no tengo ninguna evidencia", añadió. "Sería bueno investigarlo", pide El País.
El editorial también agrega que a partir de ahí Kirchner y "su elenco" asumieron una suerte de patronazgo sobre el Gobierno uruguayo: "Toleraron, cuando no alentaron, los piquetes que cortaban el paso en los puentes tendidos entre Uruguay y Argentina. Desde Casa Rosada se dijo que esos piqueteros que reclamaban contra la instalación de una planta de celulosa ejercían su derecho a la libre expresión. Incluso Kirchner se dio el lujo de criticar la política agropecuaria de Uruguay, a la que señaló como un mal ejemplo para los productores argentinos".
"En el ambiente de la época reinaba la sensación de que el Gobierno del Frente estaba en deuda con su similar argentino. Algunos medios explicaron el malhumor de Kirchner por la construcción de la planta de Botnia porque al parecer los frentistas le habían prometido que en caso de ganar el proyecto sería suspendido. Sea cierto o no, las protestas de Buenos Aires contra esa planta fueron permanentes y enrarecieron las relaciones entre los países del Plata durante los mandatos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández", recuerda el artículo de El País.
También enfatiza que en ese período se habló mucho del "dinero K" con denuncias sobre coimas por las obras públicas, bóvedas llenas de dinero y el crecimiento exponencial de la fortuna del matrimonio Kirchner. En algunos casos el nombre de Uruguay apareció en la ruta de salida de la Argentina de ese dinero. Hubo además algunos episodios llamativos como la valija cargada de dólares que portaba un tal Antonini en un viaje –iniciado en Venezuela con escala en Buenos Aires– cuyo destino final era Montevideo.
Más allá de esas versiones, lo que está claro y confirmado es que el Gobierno de Kirchner, al menos en 2004, contribuyó económicamente con la campaña del Frente Amplio, sentencia el editorial del periódico uruguayo.
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