El ministro del Interior del Paraguay, Juan Ernesto Villamayor, y la fiscal general del Estado, Sandra Quiñónez, anunciaron el pasado martes que el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, ordenó iniciar otra investigación sobre el ciudadano libanés Assad Ahmad Barakat, quien aparentemente tendría vínculos con organizaciones terroristas en la zona de Triple Frontera (TF) que se extienden a grupos terroristas del Oriente Medio.
Villamayor declaró a la prensa que, luego de cruzar información, se descubrió que el libanés investigado adquirió la nacionalidad paraguaya en 1989. No obstante ello, en 2003, la Corte Suprema de Justicia decidió cesar y dejar sin efecto la ciudadanía de Barakat. Lo que es llamativo, según los dichos de Villamayor, fue que el 10 de abril de 2018 la Policía Nacional otorgó un pasaporte paraguayo a Barakat, a pesar de carecer de la nacionalidad. Por ello, se iniciaron las investigaciones que estarán a cargo del Ministerio Público, a fin de aclarar lo ocurrido, indicó el ministro.
Barakat cumplió una condena carcelaria de seis años en Paraguay por delitos de evasión impositiva agravada y fraude. El hombre también es investigado en Brasil y otros países de la región por el delito de lavado de dinero y posibles vínculos con organizaciones terroristas islámicas.
Ciudad del Este y Foz do Iguazú son el principal centro de lavado de dinero de la región.
La zona de Triple Frontera, además de albergar grupos afines al terrorismo yihadista, ofrece un refugio geográfico, económico, social y políticamente propicio para permitir que el crimen organizado y funcionarios corruptos que aceptan sus sobornos o pagos operen en una relación simbiótica que prospera en el tráfico de drogas y armas, lavado de dinero y otras lucrativas actividades delictivas.
El lavado de dinero se detectó por primera vez en 2011 y prosperó hasta la actualidad ayudado por cuentas especiales para no residentes y otros mecanismos financieros obsoletos que facilitan los ilícitos. Según informes de este año de la policía brasileña, las actividades detectadas que pretendieron lavar dinero promediaron los 11.000 millones de dólares en 2017.
Ciudad del Este y Foz do Iguazú son el principal centro de lavado de dinero de la región. Ciudad del Este puede generar anualmente entre 14 y 15 mil millones de dólares en transacciones comerciales en efectivo, lo que la convierte en la tercera ciudad del mundo detrás de Hong Kong y Miami. Sin embargo, esa cifra puede haber disminuido en lo que va de 2018 como resultado de una mayor vigilancia de Sistemas de Aduanas argentino y brasileño.
Numerosos grupos del crimen organizado, incluida la mafia libanesa, son conocidos por utilizar la región para actividades ilícitas como el contrabando, el lavado de activos y la piratería de productos varios. A pesar de esto, no está claro si la mafia libanesa y Hezbollah son básicamente sinónimos o entidades separadas, según fuentes de la seguridad de Paraguay es altamente probable que exista una estrecha relación entre ellas. En cualquier caso, el Hezbollah es la organización que colabora con varias mafias, incluida la de Hong Kong, según lo indican las agencias de seguridad de Brasil y de Paraguay.
Los grupos de delincuencia indígena que operan en la zona incluyen a la Argentina, Brasil y a las mafias paraguayas. No obstante, fuentes policiales han indicado que organizaciones criminales no indígenas que operan en la zona de la Triple Frontera incluyen a grupos delictivos de Chile, Colombia, Córcega, Ghana, Libia, Italia, Costa de Marfil, Corea, Líbano, Nigeria, Rusia y Taiwán. Sin embargo, una revisión de medios de noticias de publicación abierta permite encontrar información y actividades de las mafias chinas, coreanas, libanesas y taiwanesas en el próspero negocio de importar discos compactos falsificados (CD) y CD-ROM de Asia y vincula esas organizaciones delictivas al crimen organizado en Corea, Líbano, Libia y Taiwán.
La mafia de Hong Kong es particularmente activa en el tráfico a gran escala de productos pirateados desde China a México y Paraguay, y mantiene fuertes lazos con Hezbollah en el la zona. Mafias chinas no especificadas de la TF supuestamente buscan expandirse a la Argentina para establecerse en lo que se conoció como zona libre de impuestos de la provincia de San Luis. Al menos dos grupos chinos, el Sung-I y las familias Ming, participaron en operaciones ilegales con el Grupo islamista egipcio Gama'a al Islamiyya.
Los esfuerzos nacionales de las fuerzas de seguridad de Paraguay y Brasil (y Argentina en los últimos dos años y medio) para combatir las actividades ilícitas del crimen organizado y los grupos terroristas parecen haber restringido estas actividades desde finales de 2016, pero de ninguna manera los eliminaron. Sus esfuerzos se han visto obstaculizados por la corrupción endémica dentro de la policía y otras fuerzas de seguridad y los sistemas de Justicia penal.
En consecuencia, más allá de los esfuerzos, los gobiernos de los tres países continúan en deuda en la materia. El entrenamiento inadecuado, la falta de equipos y personal cualificado, financiamiento, cumplimiento de la ley y códigos penales; la mala organización; los abusos de derechos humanos; las leyes débiles contra el blanqueo de dinero y su aplicación; y disposiciones de secreto de las leyes bancarias (con la excepción de Paraguay, cuyo problema tiene más que ver con no informar actividades financieras sospechosas) no colaboran con ser más exitosos en la lucha contra esas organizaciones.
Varias áreas de América Latina de libre comercio con grandes poblaciones de Oriente Medio permite que los grupos terroristas, las mafias del crimen organizado y los funcionarios corruptos prosperen en una relación simbiótica mutuamente beneficiosa. Estas áreas incluyen la colombiana Maicao, la venezolana Isla Margarita, la chilena Iquique y la zona de la Triple Frontera propiamente dicha.
No hay información exacta de cuánto se benefician el crimen organizado y los funcionarios corruptos de estas zonas libres de impuestos, pero se estima que los grupos fundamentalistas islámicos en América Latina están enviando entre 300 y 500 millones de dólares al año en ganancias provenientes del tráfico de drogas, el tráfico de armas y otras actividades ilegales, incluido el lavado de dinero, el contrabando, el fraude con tarjetas de crédito y la piratería de marcas y productos. Las redes de apoyo extremista islámico incluyen, además de Isla Margarita e Iquique, varios otros centros de población árabe en la región, como la ciudad paraguaya de Encarnación, en la frontera con Argentina, y la ciudad uruguaya de Chuy, en la frontera con Brasil.
Lo personajes como Assad Barakat solo pueden operar y prosperar en lugares como Ciudad del Este. La ciudad es un oasis para vendedores ambulantes de mercaderías de contrabando (en gran parte productos asiáticos baratos) y productos falsificados; lo mismo para traficantes de drogas, armas y personas (incluidas mujeres y niños obligados a prostituirse); criminales comunes; organizaciones mafiosas y terroristas islámicos indocumentados o con documentos emitidos por países latinoamericanos, especialmente de nacionalidad venezolana, emitidos en los años del gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez, y algo que no ha cesado con su sucesor, Nicolás Maduro. Las estadísticas policiales son escandalosas, 6 de cada 10 individuos originarios de países árabes islámicos que circulan en América Latina poseen cédulas de residentes o nacionalidad venezolana.
En Ciudad del Este, los vendedores ambulantes venden no solo baratijas, sino, también, fusiles de asalto ruso AK-47 a 250 dólares estadounidenses
En Ciudad del Este, los vendedores ambulantes venden no solo baratijas y productos falsificados, también artículos como un fusil de asalto ruso AK-47 se puede conseguir por la suma de 250,00 dólares estadounidenses. Según la revista Veja, de San Pablo, aun con su apariencia sórdida, Ciudad del Este se ha constituido en un centro de comercio de clase mundial en términos de transacciones en efectivo y gracias a la presencia del crimen organizado, la economía minorista de la ciudad ocupó el tercer lugar en el mundo, detrás de Hong Kong y Miami en volumen de transacciones en efectivo, alcanzando un máximo de 14 mil millones de dólares en 2012, cuando la cifra de negocios anual estimada en Ciudad del Este hizo que la economía de la ciudad fuera más grande que la del resto de Paraguay.
La principal dinámica económica de la región es el comercio entre Ciudad del Este y Foz do Iguazú. En días normales, aproximadamente 30.000 a 40.000 personas y 20.000 vehículos cruzan el Puente de la Amistad entre Brasil y Paraguay. Los residentes y turistas en Ciudad del Este también cruzan regularmente entre Paraguay y Brasil a pie, a menudo sin documentos. Los controles fronterizos de las autoridades generalmente se han limitado a controles simples, y menos del 10 por ciento de equipaje personal o cargas de vehículos son revisados.
En la actualidad, el estado tradicional de la Triple Frontera como fuente de bienes baratos ha sido severamente restringido por las nuevas regulaciones emitidas por Argentina y Brasil. Fue Brasil quien implementó un sistema integrado de aduanas para combatir el contrabando y el comercio entre Ciudad del Este y Foz do Iguazú con el que disminuyó en un 90 por ciento los ilícitos aduaneros. Sin embargo, según la Secretaría Federal de Economía de Foz do Iguazú, se necesitarán varios años para que la integración aduanera entre Paraguay y Brasil produzca mejores resultados. Además, hay elementos nocivos, como la "cultura del soborno", la demora en igualar las diferencias en la legislación y en la "cultura" de los agentes de aduanas de ambos países; todo ello, elementos que no ayudan a la obtención de más resultados positivos.
En el caso argentino, aunque Iguazú ha sido tradicionalmente la que ha tenido la menor actividad económica de las tres ciudades de la TF, el tráfico muy reducido a través del puente Tancredo Neves también es indicativo de la recesión económica; de los 3,4 millones de personas que cruzaron en 1999, el número disminuyó a 1,2 millones en 2017, mientras que el total de pasajes de vehículos disminuyó de 350,751 en 1999 a 222,669 en 2017.
El tráfico de drogas, en lo que se refiere a las mafias presentes allí, es claramente la actividad más importante de los grupos terroristas islámicos y los sindicatos del crimen organizado que operan en la región. Con controles fronterizos laxos y más de 70 pistas de aterrizaje ocultas en la región, ha sido popular entre los contrabandistas, traficantes de armas y narcotraficantes. Una gran cantidad de pequeños aviones despegan de las pistas de aterrizaje clandestinas en territorio paraguayo y entran en el espacio aéreo brasileño. Muchos de ellos cruzan a la provincia argentina de Misiones. Según los informes policiales, esa es una ruta para el contrabando de algunas drogas a través de Argentina, Brasil y Paraguay, que sirven como países de tránsito para el destino europeo de los estupefacientes.