Los candidatos a la Presidencia de Brasil coincidieron en la necesidad de combatir la corrupción y el desempleo, cambiar el sistema político y acabar con los privilegios durante su segundo debate televisivo, en el que el gran ausente volvió a ser el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Lula, quien lidera los sondeos de intención de voto con un 30 %, tampoco pudo participar en este debate, ya que, de nuevo, la justicia se lo impidió, pero fue asunto del debate y blanco de numerosas críticas.
El ex jefe de Estado está preso desde el pasado 7 de abril, condenado a doce años por corrupción, y pese a esa situación y a que está virtualmente inhabilitado, fue inscrito esta semana como candidato del Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones del 7 de octubre.
Los organizadores del debate quisieron dejar el podio de Lula presente aunque estuviera vacío, pero la mayoría de los candidatos prefirió que fuera retirado del escenario, salvo el candidato de izquierda Guilherme Boulos, aspirante a la Presidencia por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y amigo personal de Lula.
El primer tema abordado por los candidatos en el debate fue la necesidad de acabar con la corrupción y aunque lanzaron indirectas por lo ocurrido con Lula y en el Gobierno de su ahijada política, Dilma Roussef, al inicio de la discusión ninguno hizo mención directa de ellos, hasta que Álvaro Días rompió el silencio.
El candidato de Podemos señaló que era "una vergüenza" la candidatura del ex mandatario a la Presidencia de Brasil por estar condenado por corrupción y señaló que "Lula no es un preso político" sino "un político preso" y por eso su candidatura "no puede existir".
El ultraderechista Jair Bolsonaro, que lidera los sondeos cuando Lula no es incluido como candidato, fue más enfático sobre la inhabilitación electoral del ex presidente y aseguró que en el debate no se le podía dejar lugar a un "bandido".
Los ataques a Lula se presentaron en diferentes momentos del debate, en su mayoría de manera indirecta o mencionando al PT, la formación que representa.
El desempleo fue otro de los ejes abordados por los candidatos durante los primeros bloques del debate y varios de ellos, tras atribuir los 13 millones de desempleados en Brasil a los Gobiernos de Lula y Rousseff, aprovecharon la discusión para presentar sus propuestas sobre estos temas.
El candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Geraldo Alckmin, propuso reducir el tamaño del Estado y darle prioridad a las inversiones para generar empleo.
El ex gobernador de Sao Paulo también señaló que todo el desempleo que se está viviendo en Brasil se debe a que el PT y sus aliados "quebraron al país" y por eso dijo que "gobernar es escoger".
Y "vamos a priorizar la salud, la educación básica y la seguridad", apuntó.
Por su parte, la líder ecologista Marina Silva, de Red Sustentabilidad, defendió proyectos ambientales como el turismo ecológico y la energía solar para enfrentar el problema.
El laborista Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), dijo que en caso de vencer las elecciones luchará por medidas que permitan la supervivencia de las empresas, principalmente las industriales, a las que consideran como las grandes generadoras de empleo.
Alvaro Dias, candidato por el partido Podemos, señaló que es necesaria una reforma tributaria que le permita a las empresas generar empleo y el ex ministro de Hacienda y candidato por el partido de Gobierno, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), Henrique Meirelles, dijo que el desempleo se combate haciendo que el país crezca.
Uno de los momentos más álgidos del debate lo protagonizaron la candidata de Red Sustentabilidad y Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL) por el tema del aborto.
Silva es evangélica y aunque no está de acuerdo con el aborto o con el matrimonio homosexual defiende un plebiscito para definir su situación.
"Tenemos aquí una evangélica que defiende el plebiscito del aborto y de la marihuana", dijo Bolsonaro, a lo que Silva respondió: "Usted cree que puede resolver todo con el grito, y con la violencia", en referencia directa a las ideas del ultraderechista.
El oficial de la reserva enfatizó sus intervenciones en el tema de la educación, reiteró su oposición al sistema actual y dijo que en su Gobierno pretende "militarizar las escuelas" de enseñanza fundamental, para que, "vía disciplina y jerarquía", los alumnos "puedan aprender algo para el futuro" y no "eso que enseñan ahora como la ideología de género".
De acuerdo con las encuestas, en un escenario sin Lula, que es el líder aislado en la intención de voto, el favorito es el ultraderechista Jair Bolsonaro, con cerca del 17 %, a quien escoltan Marina Silva (13 %), Ciro Gomes (8 %) y Geraldo Alckmin (6 %), mientras que el resto de los aspirantes no llega al 2 %.
(Con información de EFE)
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