Semana a semana el régimen de Daniel Ortega aumenta la represión contra la población civil de Nicaragua. Las fuerzas de seguridad sandinistas cuentan con el constante, y cada vez más activo, apoyo de los grupos paramilitares, conocidos como "turbas".
En el marco de la violencia y persecución contra la oposición nicaragüense, el organismo InSight Crime, que se dedica a monitorear el crimen organizado, denunció este lunes que estos grupos de choque "continúan secuestrando a personas a plena luz del día y acompañados de la policía".
Una de las últimas denuncias realizadas por organismos de derechos humanos es el secuestro del mayor en retiro del Ejército de Nicaragua, Tomás Ramón Maldonado Pérez. El hecho ocurrió el pasado jueves, cerca del mediodía.
De acuerdo a lo denunciado por familiares de la víctima, el militar retirado fue secuestrado por hombres encapuchados en la casa de un familiar en el este de Managua, según consignó el diario La Prensa.
Su esposa, Julia Balvina Gutiérrez, de 63 años, declaró que su marido, quien entre otros cargos fue secretario político departamental en Carazo, ya se había retirado de la vida política para dedicarse a la religión.
Actualmente se desempeñaba como pastor evangélico de una iglesia en Diriamba, una de las ciudades donde la brutalidad de las fuerzas paramilitares golpeó con más fuerza contra el clero con violentos ataques a centros religiosos.
La familia de Maldonado Pérez inclusó denunció el secuestro ante el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y puso en conocimiento a un representante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh).
Gonzalo Carrión, abogado del Cenidh, indicó que este caso "grafica de manera elocuente la continuación de toda una operación de persecución ilimitada" tanto de la Policía como por paramilitares.
El de Maldonado Pérez es uno de los cientos de secuestros que denuncian los organismos de derechos humanos en Nicaragua.
InSight Crime explica que los jóvenes manifestantes "son el principal objetivo" de los paramilitares nicaragüenses, quienes desde el comienzo de la represión han operado de forma muy similar a la de los colectivos chavistas en Venezuela.
Pese a esta creciente amenaza, y a la violencia que ya dejó más de 300 muertos, los estudiantes advirtieron este lunes que mantendrán la resistencia en las calles contra el régimen de Ortega, a quien le exigen la salida del poder y el llamado a elecciones anticipadas.
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