El candidato de derecha brasileño, Jair Bolsonaro, quien será confirmado por su partido este domingo para disputar las elecciones de octubre, ha generado una gran polémica en el país después de enseñar a una niña a imitar la forma de un arma con las manos.
El gesto, que Bolsonaro usa a menudo como seña de identidad, ha sido fuertemente criticado en las últimas horas en las redes sociales e incluso por otros candidatos presidenciales que también participarán de los comicios del próximo 7 de octubre.
Durante un evento en Goiânia, capital del estado de Goiás (centro-oeste), Bolsonaro tomó en brazos a una niña de corta edad y le enseñó a simular un arma con la mano, colocando el pulgar hacia arriba y el dedo índice extendido.
Una de las primeras en reaccionar fue la candidata ecologista, Marina Silva, quien aspira por tercera vez a la Presidencia de Brasil tras quedar en tercer lugar en las elecciones de 2010 y 2014.
"Como madre y profesora, me quedé aterrorizada al ver a un candidato enseñar una niña hacer el gesto de un revólver con las manos. Las manos de un niño debe ser entrenadas para tomar un lápiz y un cuaderno, jamás un arma", dijo Silva.
El líder de los Sin Techo, Guilherme Boulos, quien este fin de semana será confirmado como candidato por el izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), manifestó que "como padre" siente "asco" y lamentó que "una persona de esas esté suelta por ahí destilando odio".
"Bolsonaro no es un adversario electoral, es adversario de Brasil. El arma que defendemos para nuestros pequeños es una buena educación", añadió.
La ex diputada Manuela D'Avila, candidata por el Partido Comunista do Brasil (PCdoB), también criticó la "violenta" imagen y se refirió a Bolsonaro, partidario de flexibilizar el acceso a las armas en un país con unos 60.000 asesinatos cada año, como el "innombrable".
"El Brasil con el que yo sueño es aquel en el que ningún niño sea sometido a cualquier tipo de violencia, en el que la educación forme" a los pequeños "para la paz", apuntó.
Bolsonaro, un ex militar con 20 años de carrera parlamentaria, lidera los sondeos de intención de voto por un corto margen en un escenario sin el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde abril pasado y virtualmente inhabilitado tras ser condenado en segunda instancia a 12 años y 1 mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.
La carrera presidencial comenzó a tomar forma en el gigante sudamericano en la víspera con la apertura del plazo para que los partidos definan sus alianzas y candidatos de cara a la cita electoral más incierta desde la redemocratización del país, en 1985.
Bolsonaro, cuya candidatura será previsiblemente confirmada este domingo en Río de Janeiro por el Partido Social Liberal (PSL), está encontrando serias dificultades para cerrar alianzas con otras formaciones que le darían mayor visibilidad en radio y televisión.
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