Poco después de las 10 de la mañana del viernes los vehículos policiales se detuvieron a mitad de cuadra en la calle Curupay, entre Los Arrayanes y Los Espinillos. Se bajaron e ingresaron en la propiedad más famosa de Uruguay, Gipsy Queen, la mansión swinger.
La Justicia ordenó el allanamiento seis días después del arresto de Lulukhy Moraes, de 38 años. Es la principal sospechosa del asesinato de su ex esposo, Edwar Alexis Vaz, que murió a los 45 años el pasado 9 de julio.
Lo mataron dos sicarios de un tiro en la cabeza, pero el hombre que los llevó hasta su casa en la avenida Lavalleja, en pleno centro de Punta del Este, apuntó contra Lulukhy tras haber sido detenido. Es Albañil, tiene 25 años, y trabajaba para la mujer. Había sido convocado por ella un día antes del crimen, con la excusa de instalar unas baldosas.
"Me pidió que el lunes no le falle. Que venían dos muchachos de Montevideo para darle un susto a su ex marido", le contó a la Policía. Esa declaración fue determinante para el arresto de Lulukhy.
Estuvieron casados entre 1997 y 2016, aunque vivieron juntos al menos un año más. "Tenía un mal vínculo con su ex marido", dijo el albañil.
Martín Etcheverry, abogado de Vaz, contó que en los días previos al crimen había estado trabajando en una demanda civil por 1,5 millón de dólares contra la ex esposa de su cliente. Era una disputa que se remontaba al divorcio y a una presunta estafa en la división de bienes.
Etcheverry sostiene que Lulukhy se quedó de manera ilegítima con 750 mil dólares, un departamento de 200 mil dólares, un Mercedes Benz SL 350 2011 declarado en 90 mil dólares, una 4×4 y otro auto más. Para ello, había acudido a una trampa: poner todo a nombre de Leticia, la "compañera de vida" con la que regenteaba la mansión swinger de Beverly Hills.
Leticia figuraba como propietaria de Gipsy Queen, a pesar de que Lulukhy aseguraba ser ella quien la construyó en 2004. Además, en una declaración a la prensa uruguaya antes de ser arrestada, dijo que en 2012 se la había vendido a un magnate brasileño por 1,3 millones de dólares, aunque este la habría contratado para que continúe como "administradora".
La mansión, erigida en un terreno de 1.049 metros cuadrados, se compone de dos casas, que en total tienen diez dormitorios y diez baños. El lugar era conocido en la noche esteña por ser escenario de fiestas sexuales entre parejas swinger.
Adinerados turistas argentinos y brasileños debían pagar una entrada para ingresar. Una vez adentro, les cobraban las consumiciones que realizaban. La Justicia descubrió que había cámaras ocultas en el interior de la propiedad, así que se presume que los encuentros eran filmados.
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