La Iglesia de Nicaragua, mediadora y testigo del diálogo nacional, suspendió este lunes las mesas de trabajo creadas para superar la crisis en el país debido a la agresión física que sufrieron los obispos en la basílica de San Sebastián, en la ciudad de Diriamba.
El Episcopado había citado este lunes a la mesa de Verificación y Seguridad, así como a la mesa Electoral, no así a la de Justicia, para reiniciar el diálogo nacional. Sin embargo, optó por aplazar las dos mesas de trabajo tras los sucesos en Diriamba.
Este lunes un grupo de paramilitares, que responden al régimen de Daniel Ortega, irrumpió violentamente en la la basílica de San Sebastián, donde agredieron a varios obispos y periodistas, entre ellos el nuncio apostólico en Nicaragua, Stanislaw Waldemar Sommertag, el cardenal Leopoldo Brenes y el obispo Silvio Báez.
La agresión ocurrió cuando los obispos viajaron a Diriamba, 42 kilómetros al sur de Managua, para liberar a un grupo de enfermeros y misioneros franciscanos sitiados por los grupos de choque en el templo.
La situación se presentó después de que una delegación de la Iglesia católica, acompañada por la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPHD), entró en la plaza central de Diriamba, cuya basílica estaba rodeada por unos 200 encapuchados paramilitares y parapolicías, así como decenas de policías fuertemente armados y algunos de ellos también con los rostros tapados.
La agencia EFE pudo constatar que cuando la delegación eclesiástica llegó al lugar los agentes uniformados desaparecieron para dar paso a centenares de encapuchados civiles y simpatizantes del presidente Ortega.
"El Estado de Nicaragua funciona y seguirá funcionando y hará uso de su deber constitucional, su obligación institucional para mantener el orden, la seguridad y la paz", señaló el canciller Denis Moncada al salir del Seminario Nuestra Señora de Fátima, en Managua, tras suspenderse las mesas de trabajo del diálogo nacional.
"Lo que hemos denunciado son actos de terrorismo que se cometen contra nicaragüenses, secuestros, extorsiones, vejámenes, asesinatos por ser sandinistas, contra policías, quemas de edificios públicos, casas privadas", denunció.
Según Moncada, Nicaragua vive un intento de golpe del Estado, iniciado el pasado 18 de abril con las protestas contra las fallidas reformas a la seguridad social.
"Hemos dicho y lo reiteramos a los organismos internacionales de derechos humanos que aquí enfrentamos una ruptura constitucional, que por la vía fáctica se quiere cambiar el Gobierno e incluso se han hecho amenazas de muerte contra el Presidente de la República (Daniel Ortega) que están debidamente documentadas", afirmó.
"No hemos dicho que se van a adelantar las elecciones. Hemos dicho que una vez que se logre un clima de seguridad y de paz y de tranquilidad para todos los nicaragüenses, estamos en disposición de escuchar todos los planteamientos, incluso los temas de la democratización que le interesan a la oposición", insistió.
Sostuvo que el Gobierno ha sido respetuoso de las marchas pacíficas, pero denunció que en las barricadas y bloqueos "se ha hecho terrorismo".
No obstante, el canciller sandinista no se refirió a la agresión sufrida por los obispos.
Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente, cuya represión contra la población civil ha dejado al menos 320 muertos, según organismos humanitarios.
Con información de EFE
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