El ultraderechista Jair Bolsonaro, quien lidera por escaso margen los sondeos para las elecciones de octubre próximo en Brasil, prometió el miércoles "autoridad" en todos los planos de la vida pública y social para "devolverle la moralidad" al país.
"Los patrones son ustedes, pero el patrón en Brasil es visto como si fuera un bandido" y en realidad "es quien debe mandar", declaró Bolsonaro dirigiéndose a unos 2.000 empresarios congregados en un foro organizado por la Confederación Nacional de la Industria (CNI).
Bolsonaro, un ex militar con veinte años de carrera parlamentaria, no acabó de precisar una propuesta económica, pero subrayó su clara convicción de que el sector privado debe tener una plena libertad de acción, sin "interferencias del Estado".
Su mensaje fue de una naturaleza más política y pasó sobre todo por la "autoridad", un principio que en su opinión debe "rescatarse" en un Brasil corroído por la corrupción y sobre el que alertó que debe "evitar el peligro del comunismo", el cual sostuvo que está latente en América Latina, como "lo comprueba" Venezuela.
"No queremos ir por el mismo camino de Cuba o de Venezuela y ser todos iguales en la miseria", sostuvo Bolsonaro, quien además dijo que "jamás" conversaría con partidos de la izquierda brasileña, pues "no quisiera tener que poner un busto del Che Guevara en el palacio" presidencial.
El también diputado subrayó que el rescate de la "autoridad" que propone debe llegar incluso a las escuelas, en las que los maestros "no son respetados" por los alumnos pues el modelo educativo actual "nació en la izquierda" y fue creado "para adoctrinar" a los niños.
Bolsonaro adelantó que su programa de Gobierno contemplará una reforma educativa, que entre otras cosas propondrá acabar con las cuotas que existen por cuestiones raciales en la educación superior, "pues todos son iguales y deben llegar a la universidad por méritos" y no por cuestiones raciales.
Asimismo, reafirmó su intención de promover una legislación que facilite el acceso de las personas a las armas, a fin de que puedan ejercer su "derecho a la defensa" en un país en el que cerca de 50.000 personas son asesinadas cada año.
"Hay que gobernar en defensa de la vida y de la propiedad" y "es necesario actuar pesado contra la violencia, para que los turistas vuelvan a querer pasar una semana en Copacabana", sentenció.
También se comprometió a promover medidas que "tipifiquen como terrorismo las invasiones" como las promovidas por el Movimiento de los Sin Tierra (MST), y "acabar con la ideología de género", para dar paso a un "rescate de los valores familiares".
Según las últimas encuestas, Bolsonaro luce como favorito por un escaso margen y lidera la intención de voto con un 17%, por encima de la ecologista Marina Silva (13 %), el laborista Ciro Gomes (8 %) y del socialdemócrata Geraldo Alckmin (6 %).
Aún así, se da la paradoja de que los sondeos los lidera el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en la cárcel por corrupción y virtualmente inhabilitado por normas que impiden postular a un candidato con una condena ratificada en segunda instancia, como es su caso.
Con información de EFE
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