Una antena parabólica protegida con un domo demuestra que Cuba ha alcanzado un nuevo nivel de inversión en la interceptación de señales estadounidenses, detrás de lo que podrían estar Rusia o China, según expertos.
Las versiones escuchadas en años recientes acerca de que Cuba proyectaba reforzar su papel como centro de espionaje electrónico orientado hacia Estados Unidos parecen empezar a confirmarse con la reciente construcción de una antena parabólica en la base de inteligencia de señales de Bejucal, al sur de La Habana.
El establecimiento de la nueva antena parabólica, protegida por un domo de concreto (radomo, según el lenguaje técnico), fue verificado por un equipo de Martí Noticias que viajó hasta las proximidades del lugar, en las afueras de Bejucal, actual provincia de Mayabeque.
La pesquisa periodística de Martí Noticias se produjo durante las últimas dos semanas, luego que imágenes satelitales de la instalación fueran mostradas en un reciente número de la revista The Diplomat, dedicada a asuntos de geopolítica, defensa e inteligencia, entre otros temas de actualidad, en Asia y el resto del mundo.
El complejo está rodeado de unidades militares, puntos de control y altos muros. El sitio exacto del emplazamiento está en lo alto de una loma, lo que impide la visualización desde los edificios de vivienda de la comunidad militar.
Es imposible el acceso a las azoteas de cualquiera de los edificios circundantes, según comprobó Martí Noticias. En la comunidad reside el personal del complejo militar junto a sus familiares.
El primero de su tipo
The Diplomat asegura que el nuevo radomo, con su cúpula de protección y su montaje elevado, es el primero de su tipo entre las numerosas antenas de obtención de inteligencia mediante interceptación de señales (SIGINT), erigidas a través de los años en Bejucal, y mayormente utilizadas para interceptar las comunicaciones electrónicas de los Estados Unidos.
Agrega que el sitio SIGINT de Bejucal mantuvo un número relativamente estable de antenas parabólicas (aproximadamente dos docenas) desde 2010 hasta 2016, y solo una de ellas, considerablemente más pequeña que el nuevo radomo, estaba cubierta. Se calcula que la nueva construcción tiene entre 6 y 7 metros de diámetro, y se encuentra encima de un edificio cuadrado de unos 11 a 12 metros de ancho.
La revista explica que se han empleado antenas similares a esta para la interceptación de señales, seguimiento de misiles, enlaces satelitales ascendentes y descendentes, comunicaciones por radio, seguimiento de objetos en el espacio y en algunos casos para interrumpir comunicaciones vía satélite.
La publicación se pregunta quién está detrás de la construcción del dispositivo, emprendida en marzo de 2017 y completada en febrero de 2018, pues la diferencia en tamaño y arquitectura de la nueva estructura, en comparación con instalaciones de parabólicas en los últimos diez años en Bejucal, indica un nuevo nivel de inversión, cuya fuente no está clara.
The Diplomat recuerda que los gobiernos de Rusia y China han indicado en años recientes su intención de incrementar las inversiones económicas y militares en Cuba. En 2014, el presidente ruso Vladimir Putin canceló el 90% de la deuda de $32 mil millones que Cuba debía a Moscú desde la era soviética.
En el mismo año, un miembro del Parlamento ruso declaró que Rusia reestablecería la colaboración con Cuba en la base SIGINT de Lourdes, cerca de San Antonio de los Baños, durante la Guerra Fría (Lourdes funcionó desde 1967 y fue cerrada en 2001). La administración rusa negó esto poco después, pero en 2016 un alto funcionario de defensa ruso sugirió que Rusia estaba considerando la reapertura de una base militar en Cuba.
También el barco ruso de espionaje electrónico Viktor Leonov ha hecho repetidas visitas al puerto de La Habana en 2014, 2015, 2017 y marzo de 2018.
Además, la revista señala que visitas recíprocas de altos jefes militares cubanos y chinos se efectuaron en 2015-2017. Y apunta que, aunque no hay evidencias concluyentes de que Pekín esté detrás del nuevo radomo en Bejucal, el senador cubanoamericano Marco Rubio, miembro del Comité de Relaciones Exteriores y el Comité Selecto de Inteligencia del Senado, identificó a China en 2016 como activa en Cuba en la vigilancia electrónica a Estados Unidos, al referirse públicamente a "esta estación de escucha china en Bejucal".
Esta versión es compartida por el investigador cubanoamericano Luis Domínguez, quien afirma que personal chino comenzó a operar desde 1998 en esa base. El personal cubano mientras tanto pertenece a la Brigada de Exploración Radio Electrónica (BERE) una dependencia de la Dirección de Inteligencia Militar.
Según Domínguez, la instalación de Bejucal, una de dos en las que operan los chinos (hay otra en Santiago de Cuba) se dedica con al menos diez antenas a interceptar las comunicaciones telefónicas y el tráfico de datos de Estados Unidos, mientras que la de Santiago parece estar dirigida a los satélites militares estadounidenses.
The Diplomat recuerda que el gobierno cubano ha vendido históricamente datos obtenidos de su interceptación de las comunicaciones de Estados Unidos a terceros compradores, particularmente adversarios militares de su némesis del norte.
La publicación concluye que la nueva instalación en la base de Bejucal sugiere un fortalecimiento de las capacidades de interceptación e interrupción de señales por parte de Cuba, China, Rusia o una combinación de estos gobiernos autoritarios, a través de un dispositivo situado a menos de 550 kilómetros del Comando Central de Estados Unidos, e idealmente permitiría interceptar señales de satélites geosincrónicos, que prestan servicio a todo el este del territorio estadounidense.
El coronel retirado de la contrainteligencia estadounidense Chris Simmons, alertó a Martí Noticias que "se deben esperar continuas mejoras al complejo SIGINT de Bejucal".
Acerca de la nueva instalación, Simmons señaló que "proporciona capacidades de interceptación únicas contra los satélites de Estados Unidos, ya que se encuentra justo al pie de nuestros enlaces descendentes". El ex militar publicó un enlace al artículo original en su blog Cuba Confidential.
Simmons destacó que Cuba es un "traficante de inteligencia", que debe mantener sus capacidades o arriesgarse a perder clientes importantes como Rusia y China.
Rusia extraña a Lourdes
El año pasado, el jefe del Comité de Defensa de la cámara alta del Parlamento ruso, Víktor Bóndarev, afirmó que el establecimiento de una base militar rusa en Cuba respondería a intereses de seguridad nacional.
Bóndarev describió esta potencial escalada militar dentro de "un contexto de aumento de las agresiones de EEUU". Por su parte, el jefe del Comité de Defensa de la Duma (cámara baja), Vladímir Shamánov, opinó que a Rusia también "le vendría bien" una base militar en Cuba, a escasos kilómetros de Estados Unidos.
"Sin duda alguna, tales instalaciones, a una proximidad inmediata de nuestros 'colegas', como se suele decir hoy en día, de seguro que nos vendrían bien", expresó Shamánov.
En octubre de 2016 la agencia estatal rusa RIA-Novosti citó al ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, acerca de que Rusia había presentado una lista de países donde estaba considerando abrir bases militares, entre ellos Cuba, Nicaragua, Venezuela y Vietnam.
"Las conversaciones están en curso", habría dicho Shoigu a periodistas en Moscú.
Publicado originalmente en Martí Noticias
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