El estudiante nicaragüense Lesther Alemán se ha levantado como la voz de la revolución de Nicaragua para condenar y criticar la represión del Gobierno de Daniel Ortega tras un poderoso discurso durante el acto de instalación de la mesa de diálogo con estudiantes y líderes de oposición.
Este joven esbelto y garboso de apenas 20 años, arrebató nada más y nada menos que la palabra a Ortega, un hombre que podría estar viviendo el final de una luna miel que duró más de 11 años.
"¿Por qué me salto la palabra suya? Porque nosotros hemos puesto los muertos, nosotros hemos puesto los desaparecidos, los que están secuestrados. Nosotros los hemos puesto", aseguró Lesther con voz firme y arbolando su puño, respaldado por Víctor Cuadras, otro vocero de los jóvenes, momentos antes de que el mandatario iniciara su discurso.
Esta no es una mesa de diálogo. Es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien porque el pueblo es lo que ha solicitado
Con la bandera de Nicaragua atada al cuello y ataviado con una camisa negra -en honor a los 58 muertos que ha dejados la crisis que vive el país desde hace 30 días-, este estudiante de cuarto año de Comunicación Social en la Universidad Centroamericana (UCA) dejó claro que la única solución es la salida del Gobierno.
"Esta no es una mesa de diálogo. Es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien porque el pueblo es lo que ha solicitado", afirmó el joven.
No podemos dialogar con un asesino, porque lo que se ha cometido en este país es un genocidio y así será calificado
"Usted es el jefe supremo de la Policía Nacional y del Ejército de Nicaragua", le recordó Lesther a Ortega. "Por ello le pedimos que ahorita mismo ordene el cese de estos ataques, de la represión y de los asesinatos por parte de las fuerzas paramilitares, de sus tropas, de las turbas adeptas al gobierno".
"No podemos dialogar con un asesino, porque lo que se ha cometido en este país es un genocidio y así será calificado", aseguró.
"El pueblo está en las calles, nosotros estamos en esta mesa exigiéndole que cese a la represión, sepa esto. Ríndase ante todo este pueblo. Pueden reírse, pueden hacer las caras que quieran, pero se lo pedimos: ordene el cese al fuego ahorita mismo", clamó en nombre de unos estudiantes que han sido el motor, el origen y el blanco de las protestas.
Ríndase ante todo este pueblo. Pueden reírse, pueden hacer las caras que quieran, pero se lo pedimos: ordene el cese al fuego ahorita mismo
También se dirigió al conjunto de los representantes del gobierno: "¿Pueden dormirse todos tranquilos? Nosotros no hemos dormido tranquilos. Estamos siendo perseguidos, somos estudiantes".
Sus compañeros presentes en la sala coreaban: "No eran delincuentes, eran estudiantes", en alusión a los jóvenes muertos en las protestas.
"Nosotros conocemos la historia. Pero usted en menos de un mes ha hecho cosas que nunca nos imaginamos y que muchos han sido defraudados por eso", manifestó el joven.
Hoy, seguimos como esclavos. Hoy, seguimos sometidos. Hoy, seguimos marginados. Hoy, estamos siendo maltratados. ¿Cuántas madres de familia están llorando a sus hijos señor?
Y a Ortega, a quien no dudó en llamarle "asesino" por haber cometido en el país "un genocidio", le reclamó las muertes de sus compañeros por una opresión y una violencia que no vaciló en comparar con una esclavitud.
"Usted, en menos de un mes, ha hecho cosas que nunca lo imaginamos (…). Hoy, seguimos como esclavos. Hoy, seguimos sometidos. Hoy, seguimos marginados. Hoy, estamos siendo maltratados. ¿Cuántas madres de familia están llorando a sus hijos señor?", se cuestionó el joven antes de rendirse a las lágrimas y apagar su tiro de voz.
Tras oír al estudiante, el mandatario nicaragüense cuestionó la ola de protestas ocurridas en el país durante el último mes y dijo que se trataba de una "violencia irracional".
"Se infunde el terror en la población. Se destruyen edificios públicos que, a final de cuentas, le hacen daño al Estado y a todo el pueblo nicaragüense", dijo Ortega.
Ortega llegó con su esposa, la vicepresidente Rosario Murillo, y sus dos hijos al diálogo entre insultos de distintas personas que pudieron acercarse al lugar. "Rezan de día y matan de noche" y "Asesino, asesino" fueron algunas de las frases que se escucharon en el arribo del jefe de Estado. Es la primera vez que el mandatario participa de un diálogo de este tipo en sus once años en el poder.
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