Las tres víctimas de abusos sexuales del cura chileno Fernando Karadima pidieron hoy que el papa Francisco "transforme en acciones ejemplares y ejemplificadoras sus cariñosas palabras de perdón".
Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo dijeron que el Papa se mostró "muy receptivo, atento, empático" en sus reuniones a solas con cada uno de ellos en la residencia Casa Santa Marta.
También, indicaron que Francisco les pidió sugerencias, que ellos le mandarán en los próximos días, explicaron en un comunicado conjunto. "El Papa nos pidió formalmente perdón a nombre propio y de la Iglesia", señalaron en el texto, y añadieron el reconocimiento del gesto y la hospitalidad durante su estancia. Según indicaron, la buena recepción dista mucho de lo que vivieron en otras épocas. "Hemos sido tratados como enemigos por denunciar abusos en la iglesia", lamentaron.
Los tres, que estos días se reunieron con el pontífice argentino, dijeron que además se necesitan "acciones", pues "de no ser así, todo esto será letra muerta".
Las tres víctimas fueron invitadas al Vaticano después de que el papa pusiera en dudas las denuncias contra el cura Fernando Karadima, acusado de abusos sexuales, y en particular contra uno de sus asistentes, durante su viaje en enero a Chile, lo que generó una oleada de indignación y protestas.
(Video: la defensa de Francisco en Chile enojó a muchos)
Hospedadas desde el viernes pasado en la Casa Santa Marta, la residencia del papa dentro del Vaticano, las tres víctimas del cura Fernando Karadima, mantuvieron largas conversaciones de más de dos horas con Francisco, primero por separado y luego todos juntos.
El Vaticano había adelantado que no emitiría comunicados sobre los encuentros con los chilenos, porque "su prioridad es escuchar a las víctimas, pedirles perdón y respetar la confidencialidad de estos coloquios".
En 2011 el Vaticano había condenado al padre Karadima a "una vida de silencio y penitencia", reconociendo su culpabilidad. Pero no lo redujo al estado laical, que es la pena más dura que se aplica en estos casos.
(Con información de EFE y AFP)
El comunicado completo:
Después de haber pasado casi una semana en la Residencia Sabta Marta, compartiendo con el Papa Francisco, quisiéramos decir lo siguiente:
Durante casi 10 años hemos sido tratados como enemigos porque luchamos contra el abuso sexual y el encubrimiento en la Iglesia. Estos días conocimos un rostro amigable de la Iglesia, totalmente al que conocimos antes.
El Papa nos pidió formalmente perdón a nombre propio y a nombre de la Iglesia universal. Reconocemos y agradecemos este gesto y la enorme hospitalidad y generosidad de estos días. También agradecemos a monseñor Jordi Bertomeu quien, por encargo del Papa, nos ha acompañado y ha sabido transformar esta estadía en algo constructivo.
Pudimos conversar de manera respetuosa y franca con el Papa. Abordamos temas difíciles, como el abuso sexual, el abuso de poder y sobre todo el encubrimiento de los obispos chilenos. Realidades a las que no nos referimos como pecados, sino crímenes y corrupción y que no se agotan en Chile, sino que son una epidemia. Una epidemia que ha destruido miles de vidas de niños, niñas y jóvenes. Personas que confiaron y que fueron traicionados en su fe y en su confianza. Hablamos desde la experiencia. Una a la que otros no han logrado sobrevivir.
En nuestra vida nos hemos encontrado con sacerdote, religiosos y religiosas comprometidas con la dignidad de las víctimas y la justicia. Personas valientes que han logrado avances en esta lucha. Son muchos y son imprescindibles.
El Papa se mostró muy receptivo, atento y empático durante las intensas y largas horas de conversación. Esto fue muy significativo y de ahí nació la idea de generar sugerencias, que nos comprometimos a enviarle durante los próximos días y seguir trabajando en el tema.
No depende de nosotros que se llevan a cabo las necesarias transformaciones en la Iglesia para detener la epidemia del abuso sexual y el encubrimiento. Esperamos que el Papa transforme en acciones ejemplares y ejemplificadoras sus cariñosas palabras de perdón. De no ser así, todo esto será letra muerta.
Finalmente, quisiéramos repetir que decidimos aceptar esta invitación en nombre de miles de personas que han sido víctimas de abuso sexual y encubrimiento de la Iglesia Católica. Ellos les han dado el sentido a nuestra visita.
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