Mario Abdo Benítez ganó este domingo las elecciones y será el próximo presidente de Paraguay. Con este resultado, el Partido Colorado se mantiene en el poder, que será entregado por Horacio Cartes el próximo 15 de agosto.
Jaime Bestard, ministro del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), informó oficialmente que el candidato oficialista se impuso en los comicios, de acuerdo a los resultados oficiales: "El presidente de la República es el señor Mario Abdo Benítez".
El anuncio del TSJE se produjo con más del 96% de las mesas escrutadas.
Con el 96,76% escrutado, Abdo obtiene el 46,49% de los votos, frente a un 42,73% del opositor Efraín Alegre, candidato por Alianza Ganar.
Su victoria fue mucho más estrecha de lo proyectado por los sondeos previos e incluso por algunas encuestas a boca de urna el mismo domingo.
Abdo, hijo del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner, que gobernó Paraguay con mano de hierro por 35 años hasta 1989, venció en la interna partidaria por la candidatura a la poderosa corriente del actual mandatario Horacio Cartes.
"Voy a liderar un gran proceso de diálogo nacional", dijo Abdo, de 46 años, a periodistas en el jardín de su casa al iniciar la jornada electoral, poco antes de votar y visitar la tumba de su padre en un cementerio de Asunción.
Según los analistas, el electorado transmitió cierto desencanto ante un escenario que durante esta legislatura, presidida por Horacio Cartes, del Partido Colorado, ha estado sacudida por los escándalos de corrupción política y de tráfico de influencias en el Poder Judicial.
Abdo Benítez, de 46 años y curtido como legislador en el Senado, es el rostro emergente de la centenaria formación conservadora que ha marcado la política del país durante siete décadas, salvo el periodo comprendido entre 2008 y 2012, cuando la Presidencia estuvo en manos de Fernando Lugo, del izquierdista Frente Guasu.
El nuevo presidente, que asumirá en agosto, afrontará un periplo de cinco años en un país con unas perspectivas de crecimiento del 4,5% para 2018, según el FMI, pero con unas desigualdades que contrastan con esas cifras macroeconómicas.
Según los últimos datos oficiales, correspondientes a 2017, Paraguay tiene 1,809 millones de pobres, un 26,40 % de los más de 6,8 millones de habitantes del país, cuyos ingresos per cápita son inferiores al coste de la canasta básica de consumo.
Tiene además un sistema publico de salud incapaz de atender las necesidades básicas de los ciudadanos y una educación pública en la que se invierte muy por debajo de la media recomendada por la Unesco.
Y como deuda pendiente tiene el fortalecimiento de unas instituciones que son una de las grietas del sistema político paraguayo, con un Poder Judicial al que se acusa de estar supeditado al Gobierno y una seguridad jurídica en entredicho, lo que se muestra incompatible con la búsqueda de inversión extranjera.
(Con información de EFE y AFP)
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