La Policía Penitenciaria de Costa Rica hizo una detención muy particular: un gato que llevaba muy bien unido a su pequeño cuerpo un teléfono celular, con su respectiva batería, cargador, y manos libres.
En el país centroamericano está prohibido el ingreso de estos aparatos a los centros penales, dado que son utilizados en muchas ocasiones para extorsionar y cometer otros delitos, por parte de los privados de libertad.
De allí que quienes se encuentran tras las rejas han ideado diferentes formas para violar las restricciones de las autoridades, poco tiempo atrás fue una paloma que ingresaba al centro penal con drogas en un bolsito amarrado a su pata.
Ahora fue un gato el que se entrenó para servir de mensajero, dado que los felinos pueden entrar y salir del centro penal sin ninguna restricción, porque la infraestructura así lo permite.
Lo insólito del hecho hizo que los mismos funcionarios penitenciarios grabaran el momento en que atraparon al felino; sin embargo, tras liberarlo de su carga, el gato se les escapó y continúa deambulando dentro del penal.
Según las cifras oficiales en lo que va del año se han incautado 1.400 celulares en los diferentes centros penitenciarios, y en el 2017 la cifra superó los 3.500. Por eso, hace un tiempo se presentó un proyecto de ley para obligar a las operadoras telefónicas a bloquear la señal celular en los alrededores de los centros penales; sin embargo, no ha avanzado.
Ahora las autoridades deberán esperar que asuman los nuevos diputados el 1 de mayo, para reiniciar la labor de convencimiento sobre la importancia de la aprobación de la reforma legislativa.
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