El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se entregó el sábado a la policía para cumplir una pena de más de 12 años de cárcel por corrupción y lavado de dinero, luego de que el Supremo Tribunal Federal confirmara su sentencia el miércoles.
Lula, de 72 años, salió a pie del Sindicato de Metalúrgicos de São Bernardo do Campo, en el estado de San Pablo, donde estaba atrincherado desde hacía dos días.
Para evitar que se entregara, decenas de militantes bloquearon por varios minutos la salida del convoy en el que el líder se dirigió a la sede de la Policía Federal de San Pablo.
Pero Lula ya había anunciado su intención de entregarse unas horas antes, al final de una misa en memoria de su esposa, a la que asistieron centenares de simpatizantes, frente a la sede sindical.
Tras su detención fue llevado en helicóptero a la sede de la Policía Federal de Curitiba, donde pasó su primera noche encerrado, a la espera de ser trasladado a su celda en el Complejo Médico Penal de Pinhais. Allí lo esperaban simpatizantes, que protagonizaron choques con las fuerzas de seguridad.
La detención de Lula es un nuevo golpe para su fuerza política, el Partido de los Trabajadores (PT), después de la destitución en 2016 de la presidente Dilma Rousseff y de cara a las elecciones presidenciales de agosto en las que él se colocaba como favorito.
(Con información de AFP)
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