El Supremo Tribunal Federal rechazó, por 6 votos contra 5 y en una muestra de la división que el caso Lula genera en el país, un hábeas corpus en el que la defensa solicitaba que el ex mandatario solo sea conducido a prisión cuando no le queden más recursos ni en tercera ni en última instancia judicial.
Después de que se analicen los nuevos recursos de la defensa, llegó la orden de arresto del juez Sergio Moro, el magistrado de primera instancia que desde su despacho de Curitiba se convirtió en ícono de la lucha contra la corrupción para muchos brasileños. De su pluma salieron la condena contra el ex presidente y contra otros políticos y empresarios enredados en la Operación Lava Jato.
Entre las informaciones que detalla el diario O Globo figura que la policía está adaptando una celda para recibirlo en Curitiba.
De hecho, ya saben que el ex presidente tendrá un cronograma restringido de dos horas diarias para ver el sol, y durante los primero meses no recibirá visitas de familiares en conjunto con otros detenidos.
En un principio, el juez Sergio Moro había planificado que Lula fuera alojado en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, donde están detenidos otros presos del la Lava Jato que negocian beneficios a cambio de información, como Eduardo Cunha, ex diputado y ex presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de Brasil condenado por recibir sobornos en el escándalo que involucra a la empresa estatal Petrobras. Pero Lula solo estará en un primer momento allí, porque no estaría seguro.
Así que, según Folha de Sao Paulo, para resguardar la integridad del ex mandatario -de la animosidad de presos y carceleros- lo trasladarán al Complejo Médico Penal de Pinhais (CMPP), en São José dos Pinhais (Región Metropolitana de Curitiba).
En el CMPP hay hoy 659 presos. Es una cárcel destinada a detenidos enfermos o con problemas psiquiátricos, pero que pasó a acoger a ex policías y también a presos condenados por crímenes de cuello blanco, que quedan en un pabellón aislado en el fondo del complejo penitenciario. Los llevan allí para protegerlos de las violentas extorsiones de los presos comunes.
Las celdas son de 12 metros cuadrados y están separadas unas de otras por portones con rejas metálicas. Cada una suele albergar a dos presos aunque se prevé que Lula esté solo.
Los presos pueden tener televisión, siempre que sea proporcionada por sus familias y los propios internos tienen que limpiar sus celdas. Todos visten el mono naranja de presidiarios.
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