Brasil registró 464 casos confirmados de fiebre amarilla en los últimos siete meses y medio, de los cuales 154 resultaron en fallecimientos, lo que equivale a un descenso del 7,22 % con respecto al mismo periodo del año anterior, informó el Gobierno.
Entre el 1 de julio de 2017 y este viernes viernes, el número de óbitos alcanzó los 154 frente a los 98 notificados en el anterior boletín divulgado la semana pasada por el Ministerio de Salud brasileño.
En total fueron notificados en el país sudamericano durante ese periodo 1.626 casos sospechosos de fiebre amarilla, de los cuales 684 fueron descartados, 478 están bajo investigación y 464 finalmente se confirmaron, la mayoría en la región sureste del país.
El año anterior, entre el 1 julio de 2016 y el 16 de febrero de 2017, fueron confirmados 532 casos que desembocaron en 166 fallecimientos, según la cartera de Salud.
Brasil se encuentra inmerso en medio de una masiva campaña de vacunación fraccionada que comenzó el pasado 25 de enero en estados como Sao Paulo y Río de Janeiro, los más afectados por la enfermedad junto con Minas Gerais, todos en la región sureste.
El Ministerio de Salud lanzó en la víspera una alerta sobre la necesidad de ampliar la cobertura de vacunación contra el virus y recomendó continuar las campañas tanto en Sao Paulo como en Río, después de haber superado apenas un cuarto del espectro de población previsto para inmunizar.
Según datos oficiales, en esos dos estados han sido vacunadas hasta este viernes 4,3 millones de personas frente a los 20,4 millones que se marcaron como objetivo las autoridades.
La campaña, que cuenta con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), está destinada a aplicar la vacuna fraccionada, que es igual de efectiva que la estándar, pero no garantiza la inmunización de por vida, solo por unos años.
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