El asombroso descubrimiento de una gigantesca ciudad maya en la selva de Guatemala ya comenzó a arrojar las primeras conclusiones para los arqueólogos y expertos de la antigua cultura centroamericana, en algunos casos arrojando más luces sobre la organización local y sus vínculos con otros reinos, pero también desatando más dudas sobre viejas interrogantes que aún no tienen respuesta.
Los objetos hallados en una tumba, ubicada sobre una pirámide en este conjunto de estructuras, mostró claros indicios entre las autoridades de la localidad de Holmul y los poderosos Reyes Serpiente. En el lugar, donde se cree que estaban enterrados el rey y la reina de la ciudad, se encontró una joya de jade con el nombre de uno de los monarcas Serpiente y un jeroglífico que demuestran la magnitud del vínculo jerárquico y de la cercana supervisión.
"Fue una gran sorpresa, porque hubo otros reinos más cercanos que tuvieron influencia. Antes se creía que no había un control directo sobre la dinastía local, sino un dominio delegativo, pero el hecho de que intercambiaban regalos muestra la jerarquía de los Reyes Serpiente", destacó el arqueólogo Francisco Estrada-Belli, uno de los tres directores que lideraron la investigación, en entrevista con Infobae.
Según señaló, los jefes locales pasaban casi una semana viajando a pie cada vez que eran convocados para ceremonias de los Reyes Serpiente, una dinastía que gobernó la región en torno al siglo VII y cuya capital estaba a casi 200 kilómetros de distancia. Los Reyes Serpiente, cuyo poderío se desconoció por mucho tiempo, llegaron a conquistar un terreno que se extendió por lo que hoy es México, Guatemala y Belice, a través de una clara dominación sobre los reinos menores. "En los textos epigráficos de los monumentos de piedra, el rey de Holmul dejó una inscripción en que se declara vasallo de los Reyes Serpiente", agregó el arqueólogo.
En la tumba se halló también un friso decorativo que detalla la lista de reyes locales, entre los cuales figura el nombre de este último monarca, Kimich Tajal Tuum, que significa Antorcha de Piedra. Por su parte, el nombre de la reina todavía no ha sido identificado.
Descartando la principal teoría
Una de las mayores interrogantes de toda la arqueología mundial es determinar por qué colapsó la cultura maya en su período clásico, una decadencia ocurrida en torno a los siglos VIII y IX. La teoría que más consenso juntaba apuntaba a causas ecológicas, como a una excesiva deforestación y un abuso de los recursos naturales. Todo esto quedaría sin fundamento ante las características de las estructuras encontradas.
"Ahora se tiene que elaborar nuevas teorías. La destrucción del medio ambiente es menos probable. Con estas excavaciones, vamos a aprender mucho más sobre el urbanismo maya y su capacidad para modificar el ecosistema. No solo para excavarlo, también para aprovecharlo a una escala increíble", adelantó Estrada-Belli, quien lleva más de 15 años trabajando en la zona.
Los hallazgos muestran trabajos de ingeniería y áreas agrícolas que, incluso, llevan a creer que había una población de varios millones, multiplicando los cálculos previos, con una capacidad de proveer sustento alimenticio a un nivel casi industrial.
Para el arqueólogo, las nuevas hipótesis sobre este misterio deberán dejar de enfocarse en el cambio climático. "Es un gran indicio de que deberíamos buscar otras causas", señaló.
El hallazgo de las miles de estructuras se realizó gracias a la iniciativa guatemalteca Pacunam Lidar (Light Detection and Ranging, por sus siglas en inglés), con el trabajo de un consorcio de más de 30 científicos y arqueólogos pertenecientes a instituciones académicas líderes a nivel mundial. Los investigadores usaron una costosa tecnología láser para poder proyectar mapas arqueológicos en un área de más de 2.000 kilómetros cuadrados de tupida selva guatemalteca.
"Hay ciudades enteras de las cuales no teníamos conocimiento, que están apareciendo ahora gracias a los datos del relevamiento", resaltó Estrada-Belli en el especial de National Geographic, que será estrenado este domingo. Además, adelantó que los descubrimiento no cesarán. Todo lo contrario: "Hay 20.000 kilómetros cuadrados más para explorar y seguramente encontremos ciento de ciudades que hoy desconocemos. Se los puedo asegurar".
"Tesoros Perdidos de los mayas", el documental de NatGeo, se estrenará este domingo 11 para toda América Latina.
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