El papa Francisco llegó este jueves por la mañana a la ciudad de Iquique, la última etapa de su viaje a Chile y desde donde partirá hacia Perú, destino final de su sexta gira pontificia por América Latina.
En Iquique, una ciudad emplazada en el desierto de Atacama en la norteña región de Tarapacá, el pontífice encabezó la tercera y última misa masiva de su viaje a Chile, después de las que realizó en Santiago y Temuco.
El Papa puso el foco en la inmigración, una realidad conocida por los habitantes de Iquique, donde estos últimos años se ha registrado un considerable aumento en la llegada de extranjeros.
"Iquique es una zona de inmigrantes que nos recuerda la grandeza de hombres y mujeres, de familias enteras que ante la adversidad no se dan por vencidas y se abren paso buscando vida", destacó el Sumo Pontífice en su homilía.
"Es tierra de sueños. Tierra que ha sabido albergar a gente de distintos pueblos y cultura. Gente que ha tenido que dejar a los suyos y marcharse. Es una tierra de hospitalidad festiva. No hay alegría cristiana cuando se cierran puertas, cuando se hace sentir a los demás que sobran. Estemos atentos en reconocer a aquellos que tienen la vida 'aguada', los tristes de corazón. No tengamos miedo en alzar nuestras voces", expresó.
También se refirió al problema del empleo en el mundo y subrayó: "Estemos atentos frente a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares. A los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen papeles. Estemos atentos a los que no tienen techo".
Pidió que se aporte lo que se tenga "por poco que parezca" y que no exista el "miedo a dar una mano". También dijo que la solidaridad y el compromiso con la Justicia sean "parte del baile y la canción que hoy podamos entonar".
"No nos privemos de todo lo bueno que tienen para aportar y después dejemos que Jesús termine el milagro transformando nuestras comunidades en signo de su presencia. Alegría y fiesta contagiosa que nos lleva a no dejar a nadie fuera del anuncio de esta hora buena", siguió.
Y agregó: "Vengo como peregrino a celebrar con ustedes esta manera hermosa de vivir la fe. Esta tierra, abrazada por el desierto más seco del mundo, logra vestirse de fiesta. En este clima de fiesta, el Evangelio nos presenta la acción de María para que la alegría prevalezca. Ella está atenta a todo lo que pasa a su alrededor y, como buena madre, no se queda quieta y así logra darse cuenta de que en la fiesta, en la alegría compartida, algo estaba sucediendo: había algo que estaba por 'aguar' la fiesta".
"Y así María anda por nuestros poblados, calles, plazas, casas, hospitales. María que anda por todos nuestros entuertos familiares, esos que parecen ahogarnos el corazón para acercarse al oído de Jesús y decirle: mira, 'no tienen vino'".
Por último, sostuvo: "Queridos hermanos del norte chileno vengo como peregrino a celebrar con ustedes esta manera hermosa de vivir la fe. Su música, sus vestidos, hacen de esta zona un santuario de piedad y espiritualidad popular. No es una fiesta que queda encerrada en el templo. En este clima de fiesta, el evangelio nos presenta la acción de María para que la alegría prevalezca".
LEA MÁS: