15 horas con el papa Francisco: detalles del vuelo que lo trasladó a Chile

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El Papa, durante el vuelo de Alitalia que lo trasladó a Chile (AP)
El Papa, durante el vuelo de Alitalia que lo trasladó a Chile (AP)

(De nuestro enviado especial) Con una sonrisa y escuchando a cada uno pacientemente. Así se mostró el papa Francisco a bordo del avión que lo llevó desde Roma hasta Santiago de Chile, en el que es su viaje internacional número 22 desde que diera inicio su Pontificado.

El avión, que salió de Roma casi a las 9 de la mañana, recorrió 12.123 kilómetros en 15 horas y 25 minutos. Durante su trayecto sobrevoló Italia, Francia, España, Marruecos, Cabo Verde, Senegal, Brasil, Paraguay y Argentina.

A cada uno de ellos envió un telegrama de saludo. El que más expectación levantó fue precisamente este último. "Al sobrevolar el espacio aéreo argentino, le brindo mis calurosos saludos y envío desde el corazón mis buenos deseos a toda la gente de mi madre patria, asegurándole mi cercanía y bendiciones. Les pido a todos, por favor, que no dejen de rezar por mí", decía el texto escrito, como el resto, en inglés.

Durante las casi 16 horas de vuelo hubo tiempo de "reposar y trabajar", en palabras del mismo Francisco al saludar a los periodistas poco después de despegar.

"Os deseo un buen viaje. Me ha dicho Alitalia que es el vuelo directo más largo que tienen, unas 15 horas y 40 minutos. Tendremos tiempo para reposar y trabajar. Gracias por vuestro trabajo, que será duro: tres días en cada país. Para mí no será difícil en Chile porque estudié un año allí y tengo muchos amigos y lo conozco bien, bueno, lo conozco", dijo el Pontífice con el micrófono en la mano. El Papa contó que a Perú lo conoce menos, aunque ya ha estado allí para dos o tres encuentros.

Antes de que el vuelo despegase, el vocero del Vaticano, Greg Burke, regaló a los 70 periodistas que le acompañan en esta nueva gira latinoamericana una foto en la que se ve a un niño que carga con su hermano muerto a la espalda, víctima de la bomba nuclear de Nagasaki. Una foto que el Papa pidió distribuir el pasado mes de diciembre y en cuyo reverso él mismo escribió: "el fruto de la guerra".

"Sobre la foto, la encontré por casualidad, que es de 1945. Es un niño con su hermanito muerto en la espalda, esperando el turno ante un crematorio en Nagasaki después de la bomba. Me he emocionado cuando la he visto, y solo he osado escribir 'el fruto de la guerra' y he pensado imprimirla para darla, porque conmueve más que mil palabras. Gracias por vuestro trabajo", dijo Francisco antes de comenzar a saludar a los distintos medios de comunicación.

El papa Francisco junto a la presidente de Chile, Michelle Bachelet (AFP)
El papa Francisco junto a la presidente de Chile, Michelle Bachelet (AFP)

El Papa estrechó la mano uno a uno, escuchó con atención todo lo que le dijeron, con algunos bromeó y rió. También recibió algunos regalos, como una pequeña imagen de Nuestra Señora de Luján, una edición de un periódico antiguo del Perú o algunos libros.

Los viajes oficiales se convierten siempre en uno de los momentos más esperados por los vaticanistas, es decir, los periodistas que cubren la información del Vaticano.

Después de este momento, el Pontífice regresó a su sitio, en la parte delantera del avión, para revisar el programa, los discursos y las homilías tanto de su visita a Chile como a Perú. Pero también, para rezar y descansar.

 

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