El Gobierno brasileño anunció la suspensión temporal de sus exportaciones de pescado a la Unión Europea (UE) luego de que especialistas comunitarios identificaran en una auditoría irregularidades sanitarias en empresas de Brasil que embarcan el producto.
La suspensión entrará en vigor el miércoles 3 de enero junto con un Plan de Acción destinado a responder a las quejas que la Unión Europea presentó tras la auditoría que realizó en septiembre pasado, informó el Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento de Brasil en un comunicado.
De acuerdo con el Ministerio, la suspensión busca evitar que la Unión Europea imponga un veto unilateralmente.
Para poder reanudar los embarques lo más rápido posible, el Ministerio de Agricultura realizará, junto con otros órganos públicos, una severa inspección sanitaria en las embarcaciones usadas por los exportadores brasileños de pescado, "uno de los asuntos más criticados por los europeos", para determinar las medidas que necesariamente deban adoptarse.
"La medida más adecuada en este momento es suspender la emisión de la certificación de exportación hasta que tengamos las soluciones para presentarles a ellos. Esto nos deja en una posición más favorable para retomar las exportaciones y así que resolvamos los problemas y evitar una suspensión unilateral por parte de la UE", explicó el secretario de Defensa Agropecuaria del Ministerio, Luis Rangel, citado en el comunicado.
El Gobierno brasileño, además, solicitará que la Unión Europea diferencie las exigencias sanitarias que hace para las empresas que exportan pescados de captura y las que embarcan especies cultivadas por acuicultores.
Ello debido a que las irregularidades sanitarias fueron detectadas en embarcaciones que operan en alta mar y no en tanques de acuicultura.
De esa forma, las exportaciones de pescados cultivados podrán ser renovadas más rápidamente.
"Las autoridades sanitarias europeas consideran que los pescados forman parte de un único contexto, posición con la que no estamos de acuerdo. Son matrices diferentes, con contaminantes y riesgos diferentes, por lo que no pueden ser tratados de la misma forma", afirmó Rangel.
El secretario agregó que la misión europea que hizo la auditoría de septiembre visitó las embarcaciones de diez empresas exportadoras de pescado de captura y las industrias que procesan este producto y detectó irregularidades en seis de aquellas.
Además de supuesta falta de higiene en las embarcaciones, la misión europea también identificó problemas en los mecanismos para rastrear el producto y fallas en su refrigeración.
La auditoría europea se concentró en las empresas con sede en Santa Catarina, estado del sur de Brasil que es el mayor exportador de pescado del país.
El presidente de la Asociación Brasileña de Piscicultura, Francisco Medeiros, tras una reunión en el Ministerio de Agricultura, defendió que la suspensión se limite a las empresas en las que fueron detectadas las irregularidades y que no se extienda a toda la cadena exportadora.
"La mayoría de las plantas está funcionando dentro de la legalidad y cumpliendo con las exigencias europeas y estadounidenses, por lo que no se justifica que también sean afectadas por la suspensión", dijo.
Brasil exporta principalmente a la Unión Europea atún, langosta y rapé.
Las exportaciones brasileñas de pescado sumaron 33,1 millones de dólares en 2016 y en los primeros once meses de este año llegaban a 21,8 millones de dólares.
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