El presidente de Perú Pedro Pablo Kuczynski, acusado de recibir pagos irregulares por asesorías a la constructora brasileña Odebrecht, tiene el 60 por ciento de probabilidad de ser destituido por el Congreso peruano en la votación del próximo jueves 21 de diciembre, según un informe de la consultora política Eurasia Group.
La probable destitución del mandatario por "incapacidad moral" -se necesitan 87 de 130 votos, una cifra que la oposición puede alcanzar– podría abrir una fase de fuerte inestabilidad en el país suramericano.
Según advierte la firma, tras la salida de Kuczynski -y tal como prevé la Constitución peruana- podría formarse un gobierno guiado por el primer vicepresidente Martin Vizcarra o, en alternativa, por la segunda vice presidente Mercedes Araoz. Pero estos ejecutivos serían extremadamente débiles, ya que Vizcarra mantiene tensas relaciones con el partido de Keiko Fujimori -la principal fuerza de oposición-, mientras Araoz, quien actualmente desempeña el cargo de Primer Ministro, cuenta con varios adversarios adentro de su propio partido.
Otra posibilidad es que ambos rechacen asumir la presidencia, forzando la convocatoria de elecciones anticipadas. En este caso, Eurasia Group advierte sobre un alto riesgo de la victoria de un candidato anti establishment.
Pero aún si logrará evitar la destitución, el gobierno de Kuczynski –quien, a pesar de sus disculpas del domingo, cuenta con tasas de aprobación mínimas- saldría debilitado, con su capacidad de atraer inversiones y de llevar adelante reformas impopulares fuertemente entorpecida.
Además, en el trasfondo quedaría siempre el espectro de una destitución, ya que la oposición podría en cualquier momento presentar una segunda moción si la situación continúa empeorando.
Eurasia Group otorga a este segundo escenario el 40 por ciento de probabilidad. Según la firma, el presidente podría superar la votación por el temor de muchos congresistas de perder su escaño ante unas nuevas elecciones y por el recelo de la propia Keiko Funkimori de afrontar una campaña presidencial mientras ella misma se encuentra bajo la lupa por sus lazos con Odebrecht.
Por eso, para todos ellos podría ser preferible mantener un débil Kuczynski en el cargo antes que tener que lidiar con un gobierno más imprevisible. Algo poco probable, pero no imposible, concluye en informe.
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