Garrido Lecca abandonó la noche del lunes la prisión tras cumplir una condena de 25 años por el delito de terrorismo en Perú.
La bailarina se retiró en el vehículo de un familiar del centro penintenciario Ancón II, 40 kms al norte de Lima, sin hacer declaraciones a los numerosos periodistas que aguardaron durante más de seis horas su excarcelación.
Garrido Lecca, hoy de 52 años, fue capturada por una división antiterrorista peruana el 12 de septiembre de 1992 junto con el líder senderista Abimael Guzmán, la número dos de esa organización Elena Yparraguirre y otras dos dirigentes de la cúpula de ese grupo.
La bailarina escondía y protegía a la cúpula de Sendero Luminoso en una vivienda donde funcionaba como fachada una academia de baile que ella dirigía. La captura de Guzmán condujo a su derrota militar, admitió el propio dirigente en 1993.
Un grupo de inteligencia siguió a Garrido Lecca durante meses, bajo la sospecha de que ocultaba al fundador de la organización maoísta que recurrió al terrorismo, sabotaje y asesinatos selectivos como medio para tomar el poder.
Su liberación se volvió un caso emblemático y abre un intenso debate en Perú sobre la actitud de la sociedad ante los condenados por terrorismo.
El conflicto que desató Sendero Luminoso dejó, entre 1980 y el 2000, cerca de 70.000 víctimas, según un informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
Aunque Sendero Luminoso ya no es una amenaza real para el Estado, una facción remanente del grupo rebelde aún se mantiene en armas en una zona andina en alianza con narcotraficantes. La semana pasada mataron a tres policías en una emboscada.
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