El apoyo del gobierno de China a la polémica votación para la Asamblea Constituyente en Venezuela volvió a destacar la relación que Beijing ha cultivado en la última década con diferentes países de América Latina a través de inversiones directas, préstamos e intercambios comerciales, pero también mediante la cooperación en defensa.
De acuerdo a un estudio realizado por los investigadores Kevin Gallagher, Amos Irwin y Katherine Koleski, los préstamos de los bancos chinos ICBC, BOC y CDB superaron a partir de 2010 en la región a los del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Exportaciones e Importaciones de los Estados Unidos combinados.
Además de concentrarse principalmente en obras de infraestructura, la ayuda financiera china tiene la particularidad de llegar con menos condiciones que la Occidental, y de esta forma se convirtió en una vía de financiamiento con países con escasa capacidad de acceder a préstamos internacionales, como fue el caso de Argentina o Venezuela.
"China en el mundo es el que mayor cantidad de reservas internacionales tiene, es el segundo emisor de inversión extranjera directa y es el tercer receptor de inversión extranjera directa", destacó Juan Uriburu Quintana, especialista en China y miembro del ministerio de Hacienda del gobierno de Argentina, durante el XIII Congreso de Ciencia Política en Buenos Aires.
Uriburu Quintana trabajó en diferentes proyectos de infraestructura en ese país y financiados por Beijing, como el de la represa hidroeléctrica Néstor Kirchner en la provincia de Santa Cruz, un exponente de la presencia china en un país donde también cuenta con una polémica estación de investigación aeroespacial que podría esconder fines militares.
El efecto que se visualiza es que China estaría generando una reorientación de los factores productivos hacia aquellos sectores con menor valor agregado
De esta forma, la ayuda china llega con menos requisitos que la ofrecida por los organismos internacionales, pero como ésta no está exenta de intereses.
"El sujeto conductor de la modernización china es el Partido Comunista. No es un dato menor, porque en cierta manera la identidad del partido se nutre del éxito de la modernización económica", explicó Luciano Bolinaga, doctor en Relaciones Internacionales y director del Grupo de Estudios del Asia y el Pacífico en la Universidad Abierta Interamericana, quien participó también del evento realizado en la Universidad Torcuato di Tella.
Bolinaga destacó el desafío que presenta el auge de las relaciones comerciales de los países de América Latina con China, que se potenciaron durante el auge de los commodities en la primera década de los 2000.
"China ha ido desplazando a proveedores de manufacturas. Ha desplazado a la Argentina del mercado brasileño, a Brasil del argentino, y ha reemplazado a ambos en Uruguay", refiriéndose al Mercosur, el mercado común conformado por cuatro naciones sudamericanas, además de cinco asociados y de Venezuela, recientemente suspendida.
"El efecto que se visualiza es que China estaría generando una reorientación de los factores productivos hacia aquellos sectores con menor valor agregado, una reprimarización del vínculo comercial", consideró.
De esta manera el especialista advirtió por la imposición que Beijing logra en las negociaciones en términos bilaterales, que en muchos casos resultan asimétricas y basados en el intercambio de materias primas por manufacturas.
Sergio Eissa, doctor en Ciencia Política e investigador en la Universidad Nacional de la Defensa, en Argentina, también planteó que China busca mejorar sus relaciones con países del África, América Latina y el Sureste Asiático en materia de defensa y seguridad.
"China, y también Rusia, claramente han encontrado en la primera década del siglo XXI una ventana de oportunidad para vender armamento que aparece primero por un desinterés de los Estados Unidos hacia América Latina y por otro lado por el boom de los commodities, por el cual se aumentó en promedio el gasto en defensa en estos países", señaló también durante el encuentro organizado por la Sociedad Argentina de Análisis Político.
"China ve que está cercada, para seguir desarrollándose necesita mercados y para eso tiene que romper el cerco", agregó.
Al respecto, la venta de armas de China en la región pasó de prácticamente cero en 2005 a cubrir el 22% del total en 2015, según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), apoyada principalmente en la búsqueda de Venezuela y Bolivia de proveedores que pudieran balancear a Washington, pero también por ventas en otros países como Perú o Argentina.
China ve que está cercada, para seguir desarrollándose necesita mercados y para eso tiene que romper el cerco
Gallagher, investigador en la Universidad de Boston, Estados Unidos, y miembro de la Iniciativa Global para la Gobernanza Económica, comparte la explicación del desinterés de Estados Unidos por América Latina en los últimos años, pero no cree que esto haya cambiado con la llegada del presidente Donald Trump.
"América Latina no puede darse el lujo de esperar cuatro años para ver si Estados Unidos estará dispuesto a una conversación honesta y recíproca sobre prosperidad económica. Por suerte para estos países, en la última década ha surgido otro socio: China", señaló en un reciente artículo en la revista especializada Foreign Policy.
El investigador recordó que en tiempos turbulentos la región solía acudir a Washington para negociar préstamos, pero lo mismo no parece estar ocurriendo con Trump, más dispuesto a renegociar acuerdos comerciales y cerrar fronteras.
Y con un franco retroceso económico en 2016 y tímidas expectativas de crecimiento para el 2017, sumado a las crisis políticas en Venezuela y Brasil, este momento no es ajeno a las turbulencias.
China en cambio incluyó en 2016 a América Latina y el Caribe en su libro blanco de ejes estratégicos, considerando a la región como una "tierra de vitalidad y esperanza", y anunció su intención de aumentar el comercio a 500 mil millones de dólares y las inversiones en 250 mil millones para 2025.
Pero como Bolinaga, Gallagher advirtió por los efectos del aumento de importaciones chinas baratas. "Si bien el comercio y la inversión china en la región ayudó al crecimiento económico entre 2003 y 2013, también acentuó la desindustrialización de muchas economías en la región", señaló.
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