Por el momento, nadie confesó haber visitado alguna hacienda superpoblada de hipopótamos, jirafas, cebras, modelos y artistas ilustres para alegrar las tardes y noches de sus patrones. Y sólo por el momento, Pedro Juan Caballero, la ciudad del noreste de Paraguay vecina a Brasil, sólo comparte una cosa con la célebre Medellín de los 80 y 90: la expansión del narcotráfico y la violencia.
Los protagonistas de las historia de sangre en esta ciudad limítrofe son capos paraguayos y brasileños que cruzan de un lado a otro por la frontera seca como sino existiera una división entre ambos países. Una dinámica geográfica ideal para el tráfico a gran escala: nada impide caminar de un lado al otro de la Avenida Dr. Francia que separa Paraguay de Brasil en el departamento de Amambay.
Pedrojuán, como la mayoría de sus 100 mil pobladores llama a esa ciudad, es una localidad que está partida en dos. "El 50 por ciento de la población vive del narcotráfico", aseguró hace poco tiempo nada menos que el titular del Congreso Nacional y originario de ese lugar fronterizo Roberto Acevedo. "Lamentablemente debemos asumir esa realidad, por más que se enojen mis compueblanos", añadió.
La capital narco de América Latina, como se la comienza a conocer en la actualidad, mantiene lazos con el tráfico de marihuana desde hace más de 20 años. Pero los niveles de violencia que se desarrollan por estos días son inéditos. Hacia el 2002 las estimaciones oficiales indicaban que anualmente se cosechaban 45 mil hectáreas de cannabis. Otros informes reservados, sin embargo, daban cuenta de que el área productiva podría alcanzar las 70 mil hectáreas.
Según datos aportados por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), Paraguay se ha transformado en el "principal productor de marihuana de la región". La capital de Amambay es la líder y sus características no sólo permiten el cultivo de la marihuana, sino que la hacen ideal para que sea un corredor de cocaína y armamento. Las tierras de esta región "son propicias para este menester y su productividad es altísima, tanto en volumen como en calidad", asegura un análisis oficial.
El informe de esta oficina dependiente de la Presidencia de la Nación enumera los factores que hicieron posible esta realidad: la situación socioeconómica coyuntural y estructural que atraviesa el país desde hace años, el nivel de desempleo rural y urbano, la demanda de marihuana en los mercados internacionales y las condiciones del clima y suelo.
Pero además de las condiciones sociales y las bondades de la tierra, la hermandad geográfica sin controles con la ciudad brasileña de Ponta Porã y la complicidad con las autoridades fueron los factores claves para que Pedro Juan Caballero se convierta en la meca del narcotráfico actual en América Latina.
Allí, las muertes ocurren a diario. Los medios del país informan cada 24 horas sobre el paso de sicarios de uno y otro bando que cruzan la frontera como cualquier vecino en busca de su blanco. Disparan repetidas veces y continúan su marcha. El martes 14 de marzo fue el turno de Ronny Chimenes Pavão, hermano de Jarvis Pavão, conocido como "El Barón de la Droga" y preso en condiciones donde conserva su poder. Su red continúa inalterada. Y aunque no pudo asistir a su funeral, Jarvis juró venganza.
Es por eso que las autoridades de Pedrojuán están en alerta máxima. El capo narco había librado una guerra frontal con otro jefe traficante de la ciudad capital de Amambay, cuyas consecuencias todavía no finalizaron. El 15 de junio de 2016 asesinaron en su vehículo Hummer a Jorge Rafaat Toumani, alias "Sadam". La autopsia reveló que fueron 16 los disparos que impactaron contra su cuerpo aquella noche. El suceso conmovió a los paraguayos y puso en jaque al sistema de seguridad que nada puede hacer para prevenir el baño de sangre narco que se avecinaba. Todos observaron al "barón" detenido, a quien Rafaat quería fuera de competencia.
También brasileño, al momento de su muerte Rafaat se movilizaba con absoluta libertad por Pedro Juan Caballero, mientras la Policía de Brasil pretendía su cabeza. En ese país había sido sentenciado a 47 años por el comercio de droga. En Paraguay jamás le pudieron comprobar un delito. Llamativo. Era presentado como "un próspero empresario" y se cree que negociaba con las autoridades paraguayas y brasileñas una maniobra que podría darle mayor inmunidad. Fue el senador liberal Acevedo quien señaló a Pavão como el responsable del asesinato de "Sadam". "Rafaat estaba trabajando para extraditarlo a Brasil, al menos esa era su intención", dijo. Su enemigó se adelantó y lo mató.
En Pedrojuán señalan en voz baja a un jefe que pocos han visto como el responsable del asesinato del hermano de Pavão. Se trata de un ex policía militar llamado Adair José Belo. Belo fue presuntamente ex pistolero de Rafaat y uno de los coordinadores de los envíos de cocaína desde Bolivia a San Pablo. Agencias internacionales están tras sus pasos. En 2012 había sido detenido por la ejecución de un policía militar y cumplía condena en la prisión de Centro de Triagem, en Campo Grande, Brasil. Su huída -entre rejas y agentes penitenciarios- no le demandó grandes esfuerzos: fue a pie, por la puerta principal del penal. Ahora intenta reunir a bandas disgregadas que están en guerras con el Primer Comando da Capital (PCC), el grupo aliado de los Pavão.
Además del apoyo recibido por sicarios paraguayos, Belo también contaría con la ayuda de agrupaciones delictivas de Santa Catarina, Mato Grosso y Bolivia. De conseguir esa unión podría convertirse en el máximo capo del Paraguay y de su país. Y por qué no, de América Latina. El ex policía militar, quien desertó de la fuerza en 1994 para volcarse en la actividad criminal, desapareció después del asesinato de Rafaat, para quien trabajaba desde hacía años para conseguir el monopolio del tráfico de armas y drogas en la región. Es el principal sospechoso por la muerte de Ronny Chimenes Pavão.
"Por la naturaleza del hecho puede tener consecuencias funestas. Es parte de un enfrentamiento entre bandas. No teníamos registros de antecedentes de Ronny Pavão. Cuando ocurren este tipo de cosas, es la población civil la que sufre las consecuencias", declaró Hugo Vera, ministro de la Senad.
"Este tipo de guerra hace mucho tiempo que se han organizado como transnacional en la zona y tenemos este tipo de ejecuciones y las estadísticas indican que van en aumento. Viene gente extraña, de Brasil, de estas facciones, la tendencia es que empeore la situación. Sin reacción de nuestras públicas del orden y seguridad y también por la corrupción imperante en la Policía, Fiscalía y Poder Judicial", manifestó en declaraciones ABC.
Se calcula que unos 300 miembros del PCC y del Comando Vermelho están del lado paraguayo. "Amambay es el preferido de miembros del Comando Vermelho y del PCC por nuestra frontera seca de 400 kilómetros", denunció el senador. Es allí donde "realizan sus actividades con total normalidad y liquidando a quienes se les ponga enfrente", añadió. Esas bandas controlan las miles de toneladas de marihuana que son enviadas a Brasil, Argentina y Chile, además de ser el corredor de cocaína que llega de Colombia, Bolivia y Perú, que pasa a Brasil y de allí a Europa.
Esta preocupación, no obstante, no sólo abarca Paraguay. Altos funcionarios de la DEA advierten por la extrapolación de una situación similar a algunas provincias del norte argentino, donde ciertas gobernaciones estarían también contaminadas por grupos narcos.
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