Crisis carcelaria en Brasil: Policía entra a prisión para reprimir pandillas

Las autoridades ingresaron al centro penitenciario de Alcacuz, a las afueras de la ciudad de Natal, donde recientemente murieron 26 presos. Se estima que unos 40 agentes de la fuerza pública participaron de la operación

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Foto tomada del momento en
Foto tomada del momento en que la policía interviene en el penal. (AP)

En un nuevo episodio de la crisis carcelaria en Brasil, este sábado agentes antimotines entraron en una prisión en el noreste del país, donde murieron recientemente 26 reos, para tratar de separar a pandillas rivales. Se trata del hecho de violencia más reciente en las penitenciarías.

Una semana después de que estallara la violencia, la policía miliar, incluyendo policía antimotines y otras, entraron a la cárcel de Alcacuz, a las afueras de la ciudad de Natal. Iban acompañados de un vehículo blindado mientras un helicóptero sobrevolaba el complejo. Las autoridades no han confirmado cuántos oficiales entraron, pero un testigo dijo que vio alrededor de 40.

Pocas horas después de que iniciara la operación, el comandante Eduardo Franco, vocero de la policía militar, dijo que el complejo nuevamente estaba bajo control policial.

Una avalancha de violencia se ha apoderado de las cárceles del país más grande de América Latina en semanas recientes, dejando al menos 126 muertes desde principios de año. La pelea es entre miembros de pandillas rivales, que se enfrentan por el control de las rutas de tráfico de drogas afuera de la prisión y se han masacrado entre sí dentro de las penitenciarías en diversos estados brasileños.

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Imagen del motín en la cárcel Rio Grande do Norte que dejó 56 presos muertos. (AFP)

Ahora las fuerzas policiales dentro de Alcacuz planean separar a los prisioneros rivales, incluso erigiendo una pared hecha de contenedores.

Esta serie de motines y muertes espeluznantes en las prisiones de Brasil en las últimas semanas ha volcado la atención en la sobrepoblación, falta de recursos y falta de personal en el sistema penitenciario. Por ejemplo, en Alcacuz hay más de 1.000 presos, aunque fue construida para 620. Imágenes en televisión y periódicos que muestran a prisioneros empuñando armas y celulares han avergonzado al presidente Michel Temer y han puesto presión en su gobierno para reformar el sistema.

La violencia en Alcacuz se ha extendido a la ciudad vecina de Natal, con quemas de autobuses. El gobernador del estado de Rio Grande do Norte ha pedido ayuda al ejército para recuperar el control de la prisión y patrullar Natal.

Con información de AP.

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