En Tapachula, estado de Chiapas, sureste de México, hay unos 300 cubanos en la estación migratoria Siglo XXI del Instituto Nacional de Migración (INM). Otros centenares más se hospedan en pequeños hoteles, tratando de multiplicar las pequeñas sumas de dinero que llevan consigo.
El activista y defensor de migrantes Luis García calcula que habría unos 1.000 cubanos varados en la frontera sur de México.
En el estado de Tamaulipas, que limita con Texas, hay cincuenta cubanos detenidos en la ciudad de Nuevo Laredo que no alcanzaron a entrar antes del cambio en la normativa, señaló el diputado local Carlos de Anda.
A lo largo del año pasado, por esta zona cruzaron unos 34.600 cubanos camino a Estados Unidos, pero casi 3.500 hombres y mujeres provenientes de la isla fueron repatriados por las autoridades mexicanas.
"La comunidad cubana no esperaba esto" y "ni siquiera estábamos preparados", destacó al matutino Reforma Alexis Avila, de 32 años, quien se encuentra en Tapachula.
"Realmente ha sido un desastre", precisó Avila, que llegó esta ciudad el pasado 15 de diciembre, tras cruzar Centroamérica, sin saber si obtendría el salvoconducto para llegar a Estados Unidos o sería deportado.
Avila dejó en Cuba toda su vida, incluidos tres hijos, y arriesgó todo para llegar a México.
En otra zona de la frontera mexicana, el Gobierno enfrenta otra emergencia, la de miles de migrantes haitianos y africanos que se agolpan en refugios y en las calles en las ciudades de Tijuana y Mexicali, estado de Baja California.
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Desde mayo de 2016 han llegado a este extremo noroeste de México unos 12.000 extranjeros y los albergues están a reventar.
"Tijuana alberga 4.000 migrantes extracontinentales hoy en día", urgen recursos para cubrir necesidades como "el desabasto de alimentos, bebidas, camas, personal para su atención y dinero para gastos operativos", indicó la Coalición Pro-Defensa del Migrante.
La organización pidió al presidente Enrique Peña Nieto crear una comisión federal permanente que atienda de "forma inmediata e integral a los extranjeros varados" en Mexico para garantizar "sus derechos humanos y seguridad humana".
La ley "pies secos, pies mojados" —una enmienda a la Ley de Ajuste que data desde los años 60 y alentó la emigración de la isla— permitía a los cubanos legalizar su permanencia en Estados Unidos en un plazo corto en el caso de llegar al país por tierra. La disposición fue abolida por el presidente Barack Obama en días pasados, como consecuencia de la reanudación de las relaciones entre Washington y La Habana.
Según un comunicado conjunto de los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, la medida fue adoptada para "avanzar en la normalización de relaciones bilaterales y evitar los peligros de la migración irregular".
El acuerdo fue alcanzado tras más de un año de negociaciones y a dos de iniciar el proceso del "deshielo", y se dio a conocer una semana antes de la asunción del presidente electo Donald Trump, favorable a eliminar los beneficios migratorios a los cubanos.
Tradicionalmente el gobierno cubano ha exigido el fin del trato preferencial migratorio a sus ciudadanos, al considerar que alentaba la migración ilegal, el tráfico de personas y la "fuga de cerebros".
El tema de los cubanos y haitianos se complica ante la inminente llegada de Trump, que ha prometido deportar a por lo menos 3 millones de latinos con antecedentes penales, en una primera etapa de su plan para repatriar a 6 millones de migrantes.
Fuente:ANSA