Figura importante durante la gestión de Hugo Chávez y actual gobernador del estado de Aragua, Tareck El Aissami fue nombrado este miércoles por Nicolás Maduro nuevo vicepresidente. El ex ministro del Interior, de origen sirio-libanés, es uno de los principales dirigentes chavistas investigados por la DEA por narcotráfico.
En los últimos años, supo consolidar su influencia en la cúpula del régimen bolivariano.
Gracias a su radical manera de expresar apoyo a la "revolución", se ganó la simpatía de Hugo Chávez, quien, ante la necesidad de sumar "caras nuevas" para mostrar una imagen distinta del chavismo, lo sumó a su gabinete en 2007.
El Aissami se desempeñó como viceministro de Seguridad Ciudadana y luego reemplazó a su jefe inmediato, Ramón Rodríguez Chacín, en el Ministerio del Interior y Justicia, cargo que desempeñó hasta 2012.
En esos tiempos en que comenzó a deteriorarse la salud de Chávez, El Aissami empezó a acumular cada vez más poder dentro de las filas de su partido (es vicepresidente de la región centro-occidental del Partido Socialista Unido de Venezuela) y también a nivel nacional.
Sin embargo, su gestión en el gabinete chavista se vio marcada por las acusaciones de narcotráfico.
En 2015, el diario español El País informó que El Aissami entregó a sus países de origen a la mayor cantidad de capos colombianos de la droga.
El escándalo que marcó su gestión, en tanto, fue la captura del narcotraficante venezolano Walid Makled, atrapado en Colombia y extraditado después de varios meses a Venezuela. En el intervalo ofreció entrevistas a funcionarios de la DEA y fue entrevistado por periodistas interesados en la trama del Cártel de los Soles.
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Makled confesó que él le pagaba al ministro El Aissami para enviar cargamentos a través de Venezuela.
La acusación de Makled carece de valor para el gobierno venezolano por su condición de delincuente sentenciado a 14 años de prisión, pero tiene un valor para Estados Unidos. Sus declaraciones concuerdan con otras fuentes que, en ese país, han señalado que El Aissami entregó a Makled porque mantenía una deuda derivada del negocio de la droga.
La causa, que involucra acusaciones de lavado de dinero y tráfico de droga, fue gestionada por la Administración de Control de Drogas (DEA) y se centró –además de en El Aissami y otros chavistas de alto rango– en uno de los políticos más poderosos de Venezuela, el ex presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello.