A finales del 2013, Uruguay dio un paso al frente votando la ley 19.172 para que el Estado regule la producción, distribución y venta de la marihuana, convirtiéndose en el país pionero de América Latina. El paso final del proceso es que los usuarios puedan acceder a la compra de la sustancia a través de las farmacias.
Según la Junta Nacional de Drogas (JND) -organismo creado para asegurar la correcta aplicación de la ley- la regulación del mercado del cannabis se encuentra en las "últimas semanas". Los argumentos sobre los inconvenientes que se presentaron durante el proceso de legalización intentan justificar por qué hace más de dos años que fue aprobada dicha norma y aún quedan "detalles que ajustar".
El ex presidente de la JND, Milton Romani explicó a Infobae que "fue complejo todo el proceso de instrumentación de la Ley 19.172 y su decreto reglamentario porque estructurar y diseñar el funcionamiento de un mercado regulado, con innovación histórica y mundial única, no fue fácil".
El Estado ya otorgó la licencia para cultivar marihuana a dos empresas llamadas Iccorp y Simbiosys después de una peleada licitación. "Seleccionar dos fue un proceso largo porque queríamos tener la absoluta seguridad de cuáles eran los orígenes de los fondos y los beneficiarios últimos de las empresas", explicó Romani. "Fue lento porque nunca nos manejamos con fechas sino con garantías para todos. Incluso para la sociedad uruguaya y para el Estado, impidiendo que algún bandido se metiera en el negocio", añadió el ex funcionario. Estas compañías podrán producir un máximo de 4 mil kilos al año y lo venderán a las farmacias a 0,90 dólares el gramo, donde se comercializará a 1,30 dólares en bolsas sin referencia publicitaria y con advertencias sobre sus efectos y la composición de la sustancia.
Uno de los eslabones centrales de la cadena de regulación del cannabis tiene que ver con la distribución. La norma establece que todas aquellas personas que quieran comprar marihuana tienen tres vías de acceso: el autocultivo, pertenecer a un club de membresía y la compra en las farmacias. El Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) abrió un registro para las personas que quieran cultivar de manera doméstica, bajo la regla de un máximo de 480 gramos por cosecha al año. Hasta el momento 4970 personas consiguieron la licencia para su uso no medicinal, estando destinado al uso personal o compartido en el hogar.
"Yo fumo marihuana porque me encanta. No soy de las personas que fuma para ir al trabajo, simplemente la utilizo cuando llego a mi casa y quiero distenderme", explica Laura Blanco, presidente de la Asociación de Estudios del Cannabis del Uruguay y cultivadora doméstica. Blanco es una de las que consiguieron la licencia para producir su propia marihuana y explica que ella es una adulta responsable que elige fumar y que gracias a esta iniciativa, el gobierno "nos respalda y nos evita ir al mercado negro para adquirir la sustancia".
"Hace dos años que soy consumidor privado y conseguir la licencia me pareció un trámite sencillo. Me presenté en el correo con mi cédula y un servicio a mi nombre y automáticamente quedé inscrito. Cada tanto me hacen una inspección para chequear que lo que declaré es correcto. Hay un control porque es una norma que tenés que cumplir como la velocidad máxima cuando conducís", explica Juan Vaz, autocultivador.
La ley aclara que sólo está permitido un cultivo doméstico por vivienda, sin importar la composición del grupo familiar y el número de habitantes que viven en ella. Y solo pueden ser titulares las personas mayores de edad, ciudadanos uruguayos o de residencia permanente. Muchos viajeros creen en el extendido mito de que en Uruguay se puede comprar cannabis. "Hay mucha confusión con la ley porque los extranjeros creen que hay porros en todas partes y no es así. La prensa internacional no comunicó la profundidad de la noticia", explicó Blanco. Coincide Vaz, "muchos viajeros preguntan por los clubes porque piensan que funcionan como en España pero en Uruguay es distinto. Vienen mal informados y hasta les resulta antipático que no puedan comprarse uno".
A su vez ya hay 17 Clubes de Membresía registrados para el consumo con la condición de que tengan un plan de producción y distribución y que sólo pueden contar con un mínimo de 15 socios y un máximo de 45. "Para conseguir la licencia para el club simplemente tuvimos que realizar un trámite como cualquier otro. Vinieron inspectores al dúplex que alquilamos con los 42 socios que forman parte para chequear que tengamos en orden el tema de la seguridad, alarma y reparto, entre otras cosas. En el piso de abajo de la propiedad la adaptamos para que se coseche y una vez por mes le avisamos a los socios que pueden pasar a retirar 40 gr. Por lo general nunca llegamos a ese monto, que es el máximo, por eso lo que hacemos es dividir la cosecha en partes iguales", indicó Martín Gaibisso, Presidente del Club Canábico El PISO.
Para estas agrupaciones, la siembra está limitada a 99 plantas de cannabis por cada club y la producción no puede superar los 480 gramos anuales por socio. Cada grupo se autorregulará con un "Responsable Técnico" que se encargará de respetar las normas. "Dos veces al año se acercan inspectores y vuelven a ver que el protocolo está en orden. Se nota que el proyecto de legalización funciona y lo interesante de los clubes es que se forman comunidades que ayudan a concientizar sobre el consumo de marihuana. Se crea un vínculo distinto y más responsable con la sustancia", dijo Gaibisso.
Pero no en todos los sectores sociales uruguayos la iniciativa es aceptada. Al finalizar 2015, la consultora Equipos Mori realizó una encuesta sobre la regulación de la marihuana que determinó que dos de cada tres uruguayos (66%) está en contra de esta Ley. Bas explica que "hay un estigma muy grande con los que consumimos marihuana". Por el otro lado, Romani explicó: "el tema drogas, y en especial la marihuana, están cargadas de tabúes, mitos y temores. Que atraviesa todos los estamentos. Porque de advertir de los riesgos y consecuencias del uso de cannabis que es discutible no se deduce, necesariamente que haya que mantenerla en un régimen de ilicitud y dejarlo en manos del narcotráfico. Se regula porque es una sustancia que altera la conciencia, no porque sea inocua".
El único punto no resuelto aún es el tema de las 50 farmacias inscritas para la venta. Antes de que puedan comercializar el producto, los usuarios deberán registrarse previamente en las oficinas del correo con todos sus datos personales y el registro de huella digital. A partir de aquí, podrán retirar una bolsa con 10 gramos de cannabis charrúa por semana y hasta 40 gramos semanales . Los comercios tendrán un margen de ganancia del 30% del precio y tendrán un nuevo mercado potencial de 160.000 usuarios de cannabis. "Los datos personales están amparados por la Ley de Habeas Data y están bajo un régimen triple encriptación que solo se pueden ejecutar con una orden de un juez competente", aseguró Romani. El próximo paso será el llamado a registrarse para esta vía de acceso al cannabis y de esta manera la Ley 19.172 quedará finalmente implementada.
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