El presidente de Bolivia, Evo Morales, ratificó este lunes su intención de autorizar el incremento de la superficie legal de cultivos de hoja de coca permitidos en su país, de las 12 mil hectáreas actuales a 20 mil hectáreas.
En una rueda de prensa, el mandatario indicó que el asunto fue debatido con productores de hoja de coca de la zona de los Yungas de La Paz y del Trópico de Cochabamba (centro), su feudo sindical y político.
"Lo que estimamos son estas 20.000 hectáreas bajo un estudio de carácter nacional", afirmó Morales.
Un estudio de la Unión Europea (UE) difundido hace dos años estableció que todos los usos legales y tradicionales de la planta en Bolivia requieren una producción de unas 14.700 hectáreas.
No obstante, Morales, que aún preside el principal sindicato de cocaleros del país, y los campesinos han planteado siempre que debe reformarse la legislación antidroga para que el nivel de los cultivos de coca aceptado por ley suba de 12.000 a 20.000 hectáreas.
La hoja de coca está consagrada en la Constitución promulgada por Morales en 2009 como "patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad de Bolivia y como factor de cohesión social" por sus usos medicinales, culturales y tradicionales.
La Carta Magna también indica que la planta no es estupefaciente en su estado natural, si bien una parte de la producción es desviada al narcotráfico para la producción de cocaína.
Un estudio presentado la semana pasada por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señaló que los cultivos de coca se redujeron de forma neta apenas en un 1%, al pasar de 20.400 a 20.200 hectáreas entre 2014 y 2015.
El escaso resultado neto de la destrucción de cocales contrasta con el esfuerzo de las fuerzas de la Policía y el Ejército que destruyeron más de 11.000 hectáreas de la planta el año pasado.
Morales resaltó ese resultado porque, según dijo, es la primera vez que se llega a tener en el país una superficie cercana a las 20.000 hectáreas de hojas de coca.
Resaltó que Bolivia ha logrado resultados positivos en la lucha antidrogas por sí mismo y sin la ayuda de Estados Unidos y cuestionó que, por ejemplo, en Colombia las plantaciones "se han duplicado" pese a que Washington invierte "millones" para combatir el narcotráfico en ese país.
Morales expulsó en 2008 al entonces embajador de EE.UU. Philip Golberg y a la agencia antidrogas estadounidense (DEA) acusándolos de estar supuestamente implicados en un plan de conspiración en su contra.