A más de 20 años de que el narcotraficante colombiano Pablo Escobar muriera en un tiroteo con la policía, su manada de hipopótamos, una de las excentricidades que mantenía en su hacienda en Antioquia, lo sobrevive y crece rápidamente hasta convertirse en una posible amenaza.
La policía mató o encarceló a la mayoría de los miembros de la banda de Escobar, pero no hizo nada con los hipopótamos que el narcotraficante mantenía en su zoológico privado.
Abandonados en su Hacienda Nápoles, una propiedad rural de Escobar en Antioquia, los animales se reprodujeron hasta convertirse en la manada de hipopótamos salvajes más grande fuera de África, tanto una curiosidad como un peligro.
"Estaba yendo a una práctica de fútbol esta mañana y había uno en un prado frente a la escuela", dijo Lina María Álvarez, de 12 años, vecina del pueblo Doradal.
Para Diego Alejandro Rojas, de 19, esos animales son "como las mascotas del pueblo. Le tengo más miedo a las víboras que a los hipopótamos".
En tanto para el veterinario local Jairo Leon Henao, esta región en el norte de Colombia es un "paraíso" para la especie, ya que a diferencia de su hábitat natural no tiene depredadores y se reproducen más rápido.
Escobar compró cuatro hipopótamos a un zoológico en California en la década de 1980 y los hizo traer en avión hasta su hacienda. Se estima que ahora hay 35 en la zona, según David Echeverri López, biólogo de la Coporación Autónoma Regional Cornare.
Famoso por su agresividad y su riqueza, el narco lideró durante años el Cartel de Medellín, que en su tiempo dominaba el tráfico de cocaína, hasta que su muerte en 1993 en un enfrentamiento con la policía puso fin a las actividades del grupo.
Ahora sus hipopótamos liberados pueden también significar una amenaza. "Si se ponen agresivos son un riesgo par la biodiversidad colombiana. Podrían desplazar a la fauna autóctona", explicó Echeverri. "Son invasivos y muy resistentes a todos. Traen enfermedades que pueden matar al ganado", agregó.
Además, dado que viven en promedio 60 años y se reproducen rápidamente, las autoridades están presionadas por encontrar una forma de contener a la manada antes de que la población desborde.
Se construyeron barreras con árboles, rocas y alambrados, y se les provee de comida para que no se alejen demasiado de la Hacienda. También hubo un plan para castrarlos, pero es difícil sedar a animales que en su madurez alcanzan un peso de una tonelada y media.
"Por ahora, afortunadamente, no tuvimos problemas", dijo León Henao. "No atacaron a nadie", agregó.
En su hábitat natural, en África, los hipopótamos son uno de los animales más peligrosos para el hombre, especialmente cuando atacan canoas y barcos en los ríos.
Pero para Clara Nuñez, una vecina de Doradal de 48 años, la presencia de hipopótamos ya es algo común, aunque no deja de ser extraño. "Es como estar en África, es un privilegio. Pero cuando te les acercas, da un poco de miedo", dijo.
Con información de AFP