Lo llaman Swinglandia: la tierra de los que se balancean, como en un columpio (eso significa swing), entre apoyar a un candidato demócrata o uno republicano. Es muy poca gente en un país de más de 340 millones de habitantes: un total de 3 millones de electores ubicados en estados clave para la definición del Colegio Electoral, que es el órgano que efectivamente elige al presidente, en Estados Unidos, ya que el sistema es indirecto.
Y allí, en Swinglandia, la elección presidencial de 2024 en Estados Unidos se perfila como un enfrentamiento titánico. Se prevé que la contienda entre los posibles nominados, el actual presidente Joe Biden y el anterior, Donald Trump —en un rematch para el que no habrá reventa de entradas, tan poco entusiasma al público la idea de volver a ver el mismo enfrentamiento de 2020—, podría ser decidida por aproximadamente estos 3 millones de votantes, menos del 1% de la población. Y con ese poder, este pequeño grupo de electores tiene también la capacidad de influir en decisiones cruciales globales, que van desde el manejo de la crisis climática hasta el apoyo continuo a Ucrania en su conflicto con Rusia.
En la elección de 2020, siete estados tuvieron márgenes de victoria menores al 3%, analizó Mother Jones: Georgia (0,3%), Pennsylvania (1,2%), Michigan (2,8%), Wisconsin (0.6%), Arizona (0.4%), Nevada (2,4%) y Carolina del Norte (1,3%), y Biden ganó en seis de ellos. Estos estados que componen Swinglandia será probablemente donde se decida nuevamente la elección.
A pesar de los miles de millones de dólares que se gastan en las campañas electorales, la decisión recaerá en ellos, lo que equivale a decir que recaerá en aproximadamente 3 millones de votantes indecisos, según estimó la publicación. Muchos de ellos no están profundamente comprometidos con el debate político del país, lo que representa un desafío para los estrategas políticos que buscan influir en su voto.
En la elección pasada, la cifra de votantes en Swinglandia fue de aproximadamente 30,6 millones, con un reparto muy ajustado de votos entre Biden y Trump. Aunque la cifra total de votantes en estos estados clave se mantiene constante, el grupo específico de indecisos puede variar de una elección a otra debido a múltiples factores, como cambios en la población elegible para votar, variaciones en la lealtad partidista y la dinámica única de cada ciclo electoral. La cifra de 3 millones de votantes indecisos representa una estimación basada en encuestas que indican que alrededor del 10% de los votantes en Swinglandia no han decidido su voto.
Para ganar en la elección de 2024, Biden necesita lograr la victoria en al menos cuatro de los estados clave, salvo sorpresas mayores en otros estados. En caso de ganar en tres, debe hacerlo en una combinación que le otorgue al menos 41 votos electorales; por ejemplo, la combinación de Pennsylvania, Michigan y Wisconsin se presenta como una ruta viable para él. Por su parte, Trump requiere una victoria en un surtido de cuatro de estos estados que sumen 54 votos electorales, aunque no todas las combinaciones de cuatro estados logran este objetivo. Ambos candidatos, conocedores de la división de preferencias entre los votantes de Swinglandia, se enfrentan al reto de captar la atención y el favor de estos indecisos en esos estados, cuya inclinación podría ser decisiva para determinar cuál de los dos será el ocupante de la Casa Blanca entre 2025 y 2029.
Las investigaciones de los equipos de campaña se centran en identificar a los votantes indecisos y en construir redes sociales que puedan ser utilizadas para llegar a ellos con mensajes relacionados con la elección. Además, se está prestando atención especial a las mujeres en áreas rurales y suburbios, así como a los jóvenes afroamericanos en estos estados clave.
Tanto para la campaña de Biden como para la de Trump, la elección de 2024 parece enmarcada en términos apocalípticos, con acusaciones mutuas que van desde la afirmación de Trump de que una reelección de Biden resultaría en la aniquilación de Estados Unidos, hasta las advertencias de Biden y sus aliados sobre los peligros que Trump representa para la democracia estadounidense. Se esperan meses de intenso intercambio de ataques para desgastar al oponente.