Libro revela "el fracaso de Occidente en África, que es el laboratorio del orden mundial"

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Rosa Díaz

Madrid, 25 mar (EFE).- La presencia de los mercenarios de Wagner en África y los golpes de estado en el Sahel son el certificado del "fracaso de Occidente en África", un continente que es "el laboratorio del nuevo orden mundial" y al que Europa quiere volver a acercarse porque sabe que es inviable vivir de espaldas al vecino del sur, sostiene la periodista española Beatriz Mesa.

Según el análisis que la especialista en geopolítica y conflictos en África hace en su libro 'El fracaso de Occidente en África', Estados Unidos y Europa han perdido una gran oportunidad en el primer cuarto del siglo XXI.

El siglo empezó con nuevas alianzas bajo el paraguas de la lucha contra el terrorismo global tras los atentados del 11-S; pero 20 años después ya se puede afirmar que "los escasos resultados obtenidos por las misiones occidentales han llevado a su expulsión de África".

Este fracaso es una muy mala noticia para Occidente porque "grandes potencias, como Rusia y China; potencias regionales, como Turquía o Arabia Saudí y actores no estatales como Wagner han ocupado el vacío desatando nuevas tensiones y amenazas que Occidente no anticipó".

En una entrevista con EFE en Madrid, Mesa recordó que históricamente "África es el continente que las potencias extranjeras utiliza como campo de batalla para sus propias rivalidades", por lo que perder influencia en África es perderla en el mundo.

El 97 % del cromo, el 80 % de coltán, el 57,5 % del oro y el 66 % de los diamantes del mundo están en África. Además, para Europa África es la frontera sur por la que llegan los migrantes y donde se entrenan los yihadistas.

La cadena de golpes militares en Mali, Burkina Faso y Níger, así como la salida de Francia de sus zonas de influencia históricas "no fueron una sorpresa, sino la consecuencia de una frustración que se venía fraguando desde hace tiempo".

En su libro, Beatriz Mesa pone el foco en Mali porque lo considera "el punto de partida" del fracaso de Occidente de las dos últimas décadas.

En el norte del país se refugiaron las primeras organizaciones terroristas de naturaleza yihadista procedentes de Argelia, germen de los grupos armados cuya presencia justificó el despliegue de fuerzas occidentales.

Tras veinte años de intervención militar antiyihadista en el norte, "los malienses se preguntaban ¿qué han venido a hacer los occidentales?. No sólo no son capaces de frenar el yihadismo, sino que ha crecido, han aparecido nuevos conflictos y el estado Mali ha perdido soberanía" frente a los grupos secesionistas y las organizaciones que trafican con drogas o personas.

Además, los malienses observan que "Francia se beneficia del uranio para sus centrales nucleares pero no favorece el desarrollo de Mali porque le conviene la dependencia tecnológica".

Esta falta de resultados "ha debilitado a los gobiernos y era de esperar un asalto militar bajo el pretexto de poner orden en el país".

Las nuevas dictaduras del Sahel han expulsado a su antigua metrópolis europea, Francia, "porque tenían otro socio, Rusia", aclara Mesa, y los mercenarios de Wagner han tomado la iniciativa en la zona, con unos métodos de actuación que "violan sistemáticamente los derechos humanos".

"Cada semana tenemos un acto de genocidio bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo", denuncia Mesa, que asegura que los peul -una comunidad étnica desplazada por la violencia en Mali- está siendo estigmatizados como responsable del yihadismo, "cuando el problema es mucho más complejo".

"El problema no es el yihadismo, ni la religión, ni la etnia -asegura-. El problema es la brecha entre países ricos en materias primas y la pobreza de su población".

"A pesar de que para Europa ahora lo prioritario es Ucrania, no puede descuidar el franco sur -asegura-. Europa tiene que recomponer su relación con África".

"A lo mejor esta crisis ayuda a revisar todos los dossieres y Occidente vuelve a África haciéndolo mejor, escuchando la percepción de los locales y entendiendo la raíz de problemas que se arrastran desde la descolonización, como el que ha dado lugar a grupos secesionistas en el norte de Mali (Azawad)", concluye.EFE