Guayaquil (Ecuador), 8 ene (EFE).- Familiares de los cuatro niños ecuatorianos hallados muertos en diciembre pasado tras ser detenidos por una patrulla militar en el sur de la ciudad costera de Guayaquil, exigieron "justicia y verdad" en una concentración que conmemoró un mes desde que los menores desaparecieron.
Decenas de personas acudieron al barrio Las Malvinas, en el sur de Guayaquil, con velas, flores y carteles, para apoyar a los familiares de los hermanos Ismael y Josué Arroyo (de 15 y 14 años) y sus amigos Saúl Arboleda (15) y Steven Medina (11), los cuatro menores.
El pasado 8 de diciembre, tras concluir una práctica de fútbol, los cuatro niños fueron aprehendidos por soldados en los exteriores de un centro comercial del sur de la ciudad y se los llevaron a Taura, una zona rural a unos 30 kilómetros de Guayaquil, donde se ubica una base de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).
En sus versiones, los militares aseguraron que dejaron libres a los menores en un camino, pero desde esa noche no se supo más de ellos, hasta que el pasado 31 de diciembre la Fiscalía confirmó que unas osamentas calcinadas halladas en una zona de difícil acceso en la zona de Taura correspondían a los cuatro menores desaparecidos.
"Nosotros vamos a luchar hasta lo último para que se haga justicia y se sepa la realidad, que no solo caigan presos esos malos elementos, queremos saber qué pasó, qué hicieron, la verdad, y que se haga justicia", dijo a EFE Ronny Medina, padre de Steven, el menor de los cuatro niños.
Al mostrar una fotografía de su hijo, recordó a Steven como un niño al que "le gustaba jugar", "ayudar en la casa", que era muy activo y con una sonrisa amplia.
"Así esté muerto por dentro tengo que dar la cara y ser fuerte por mis otros hijos y porque esto no se vuelva a repetir", apostilló el padre del menor.
Johana Arboleda, madre de Saúl, coincidió en que va a "seguir hasta el final" en la búsqueda de la verdad sobre lo que pasó con su hijo, quien el 13 de diciembre cumplió 15 años.
Ese día "fue muy duro porque teníamos una fiestita para él y no se pudo cumplir", lamentó, aunque dijo sentirse agradecida por todo el apoyo que ha recibido de muchas personas que acompañan a los familiares en su lucha por justicia.
Familiares, vecinos, activistas de derechos humanos y curiosos recorrieron las viviendas de los cuatro niños y también caminaron hasta el centro comercial donde amigos, con los que habían salido a jugar fútbol la noche de su desaparición, los vieron por última vez.
En el trayecto entonaron canciones populares de ritmos propios de comunidades afrodescendientes, como "chigualos", ante la mirada de moradores de la zona que se asomaban a las ventanas para apoyar con oraciones y saludos.
En una emotiva imagen, la abuela de Ismael y Josué Arroyo asomó en la ventana de su casa y agradeció a las personas que acompañaban la conmemoración de un mes de la desaparición de los cuatro menores.
Frente al edificio del centro comercial, los manifestantes colocaron pancartas, fotografías, velas encendidas y flores para honrar la memoria de los niños.
De su lado, Billy Navarrete, director del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, organización que brinda apoyo legal a las familias de los menores, anunció que este miércoles pudo conocer que la Fiscalía, que investiga el caso por "desaparición forzada", también ha abierto una indagación por "secuestro con muerte".
Navarrete además dijo que ve con preocupación que el Ministerio de Defensa "siga con una conducta de minimizar la gravedad del hecho, de ocultar información, de atacar a los denunciantes" y de "atacar y denunciar" a la jueza que el 24 de diciembre acogió un recurso de habeas corpus y calificó el caso como "desaparición forzada". EFE
(foto) (video)