El debate de los vuelos en helicóptero al Everest: equilibrar el turismo y la conservación

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 Sangam Prasain

Katmandú, 9 ene (EFE).- Los viaje privados en helicóptero para observar la cima del Monte Everest desatan una batalla entre el lucrativo negocio del turismo de lujo en Nepal y la urgente necesidad de proteger uno de los ecosistemas más frágiles del planeta.

Nepal está sumergido en un debate que no solo enfrenta a operadores turísticos y conservacionistas, sino que también expone las tensiones entre el desarrollo económico y el bienestar de las comunidades locales que dependen de la montaña.

El punto álgido llegó el 12 de diciembre, cuando el Parque Nacional Sagarmatha, guardián del Everest (8.848,86 metros), intentó restringir los sobrevuelos turísticos en helicóptero a partir del 1 de enero.

La respuesta no se hizo esperar: al día siguiente, el regulador de aviación civil de Nepal anuló la decisión, dejando evidencia de una falta de un marco legal claro y sospechas por la injerencia de los intereses económicos.

La reacción de la comunidad local fue inmediata. Grupos juveniles de la región del Everest se alzaron bajo el lema "Preservar el Parque Nacional Sagarmatha", denunciando la insostenibilidad de la situación.

"El creciente número de vuelos en helicóptero ha alcanzado niveles alarmantes, amenazando la integridad del ecosistema y la paz de este santuario declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco", declaró a EFE Sonam Dorji Sherpa, líder del Club Juvenil Ama Dambam.

Sus protestas, incluso con acciones directas en las zonas de aterrizaje, evidencian la creciente frustración.

La posterior marcha atrás del parque nacional, cediendo ante las presiones y permitiendo nuevamente los vuelos bajo ciertas condiciones, no ha hecho más que exacerbar la indignación. La sensación es que se priorizan las ganancias económicas a corto plazo por encima de la conservación a largo plazo y el bienestar de las comunidades.

El Parque Nacional Sagarmatha, un tesoro natural y cultural establecido en 1976 y reconocido por la Unesco en 1979, se encuentra bajo asedio. Se estima que más de 6.000 helicópteros invaden el espacio aéreo del parque durante las temporadas altas.

La contaminación acústica generada por estos vuelos, especialmente a baja altura, no solo perturba la tranquilidad de las comunidades, afectando el funcionamiento de escuelas y oficinas, sino que también tiene un impacto devastador en la fauna.

"El estruendo constante interfiere con la alimentación, la reproducción y el comportamiento natural de los animales", explica con preocupación a EFE Sushma Rana, experta en conservación del parque.

Los animales, desorientados y atemorizados, huyen de sus hábitats, exponiéndose a peligros y aumentando los accidentes con especies emblemáticas.

"Los accidentes que involucran animales como el tar del Himalaya y el goral del Himalaya, un antílope-cabra con una cola corta y cuernos que apuntan hacia atrás, están aumentando. Los animales saltan de los acantilados en estado de shock cuando los helicópteros vuelan a baja altura con grandes ruidos", aseguró.

El turismo en el Everest se ha convertido en un lucrativo negocio, especialmente para aquellos que ofrecen experiencias exclusivas como los tours en helicóptero, con precios que rondan los 8.000 dólares -unos 1.500 dólares por persona, con un máximo de cinco pasajeros-.

Pratap Jung Pandey, representante de los operadores aéreos, defiende la actividad y rechaza la prohibición. "Reconocemos que existen problemas ambientales, pero la solución no es prohibir los vuelos", argumenta a EFE, buscando un supuesto "punto medio".

El turismo en el Everest es un segmento turístico de alto nivel. Es el sueño de toda la vida para muchos en el mundo.

"A diferencia de los aviones de ala fija, los helicópteros no tienen vuelos comerciales de pasajeros y dependen de los servicios chárter", dijo a EFE Pandey que es también director gerente de Kailash Helicopter Services.

"El asunto debe resolverse de forma que todos salgan ganando", agregó.

Miembros de la comunidad local se quejan también de que los helicópteros han arrebatado los puestos de trabajo locales, ya que hoy en día los helicópteros transportan a los excursionistas y montañeros que anteriormente recurriría a los guías locales para llegar al campamento base.

En lugar de hacer un viaje de 14 días, ahora "la mayoría de ellos regresan en helicóptero, un vuelo de 30 minutos hasta Katmandú". También ha reducido los puestos de trabajo de los porteadores y guías. Ha afectado a las casas de té y a los negocios turísticos de la región", dijo Sherpa.

El director general de la Junta de Turismo de Nepal, el organismo de promoción turística del país, Deepak Raj Joshi, explicó a EFE que los parques nacionales son una parte esencial del patrimonio nepalí y su conservación es crucial, pero prohibir los vuelos al Everest es a su juicio extremo.

"Debería haber un debate amplio para resolver este asunto; de lo contrario, la prohibición podría dañar la imagen del país", concluyó. EFE

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com cód 3977920, 9393824 y otros)

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