Naciones Unidas, 8 ene (EFE).- El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, aplaudió este miércoles en el Consejo de Seguridad la decisión de las nuevas autoridades en Damasco de "no apresurar" la transición en el país, después de que el nuevo hombre fuerte, Ahmed al Sharaa, haya propuesto un proceso transitorio "de dos a tres años" y la celebración de elecciones dentro de cuatro años.
Pedersen dijo que una conferencia de diálogo nacional, que en un primer momento fue anunciada para este enero, "no debe precipitarse y debe estar bien preparada (...) en lo referente a los criterios para asistir y el equilibrio en su representación".
El enviado, que en general alabó el trabajo de las autoridades interinas, dijo sin embargo que el Gobierno de Al Sharaa está tomando decisiones "que muchos sirios creen deberían dejarse para una fase transitoria más inclusiva", como las relativas al carácter del estado, la educación y la seguridad.
Igualmente, apuntó que las decisiones sobre el calendario y los tiempos de esta fase transitoria se toman "entre preocupaciones por una falta de transparencia".
Entre continuas llamadas a la inclusividad del gobierno presente y futuro, Pedersen se permitió aconsejar a los sirios alejarse de "cuotas basadas en etnias o credos o importar modelos de otros países", en alusión apenas velada a los modelos de dos naciones vecinas, Líbano e Irak.
Otro aspecto que suscita inquietud -dijo Pedersen- es el relativo a la proyectada absorción de los distintos grupos armados que participaron en la revuelta en un nuevo ministerio de Defensa "cuya aplicación está poco clara", pues incluye a Hayat Tahrir al Sham (HTS, el grupo de Al Sharaa con vínculos originales con Al Qaeda) "y que incluiría combatientes de países extranjeros".
En el debate que siguió a la exposición de Pedersen, los miembros del Consejo mostraron su apoyo a las autoridades sirias y coincidieron en pedir inclusividad -la palabra más repetida- en el proceso de transición, así como llamadas a evitar tentaciones de injerencia externa.
La representante de EE.UU., Dorothy Shea, dijo que Siria "no debería usarse como plataforma para extender los intereses de otros países a expensas del pueblo sirio", una alusión que podría entenderse dirigida a Turquía, aunque este país -estrecho aliado de Estados Unidos- no fue mencionado.
El representante de China, Fu Cong, criticó por su parte que las nuevas autoridades sirias "hayan dado altos rangos militares a terroristas extranjeros, incluido el dirigente del Partido Islámico del Turkestán, lo que suscita gran preocupación a China".
La alusión del representante chino no es casual, ya que su país también alberga una minoría islámica turcomana, los uigures, considerados entre los grupos étnicos más reprimidos en el país. EFE
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