París, 5 ene (EFE).- Nicolas Sarkozy afronta desde mañana lunes un nuevo juicio en su contra, el tercero, en este caso por la presunta financiación ilegal con dinero del régimen libio de Muamar Gadafi de la campaña electoral que le llevó al Elíseo en 2007.
El hombre que ocupó la Presidencia de Francia entre 2007 y 2012, a punto de cumplir 70 años, volverá a sentarse en el banquillo de los acusados, junto a tres de sus antiguos ministros, en un proceso que concluirá el próximo 10 de abril.
Sarkozy está acusado de corrupción, encubrimiento de malversación de fondos públicos libios y financiación ilegal de una campaña electoral, según el auto de los jueces de instrucción, de 557 páginas y elaborado tras una investigación de una decena de años.
El proceso tiene un total de 13 acusados, emtre los que están, además de Sarkozy, los exministros Éric Woerth y Brice Hortefeux, así como Claude Guéant, que además de ministro fue secretario general del Elíseo y hombre de máxima confianza del expresidente.
La investigación, que comenzó en 2013, apunta a que la campaña electoral de Sarkozy habría recibido millones de euros de fondos libios a cambio de un deshielo en las relaciones bilaterales -en esa época el régimen de Gadafi era objeto de sanciones internacionales-, un acercamiento que incluyó también la venta a Trípoli de aviones Airbus y de armas francesas.
Una de las figuras del proceso es un oscuro hombre de negocios franco-libanés, Ziad Takieddine, implicado en Francia en otros escándalos de corrupción e intermediación por venta de armas a países árabes, y quien afirmó en una entrevista haber entregado a Guéant cinco millones de euros entre finales de 2006 y comienzos de 2007.
Takieddine, que luego se desdijo aunque solo de forma temporal, vive en Líbano, un país que no extradita a sus ciudadanos, por lo que no comparecerá en el juicio.
Otras pistas apuntan a la entrega de dinero a través de varias maniobras realizadas supuestamente por Bechir Saleh, jefe de gabinete de Gadafi.
El medio francés de investigación Mediapart publicó en 2012 un documento oficial libio según el cual el régimen de Gadafi habría aprobado financiar la campaña de Sarkozy en 2007 con 50 millones de euros, y además el jefe de los servicios de información exterior de Libia, Moussa Koussa, habría mantenido reuniones preparatorias con Hortefeux y con Takieddine.
El caso incluye la extraña muerte del antiguo ministro libio del Petróleo Choukri Ghanem, encontrado ahogado en el Danubio a su paso por Viena en 2012, y que dejó un cuaderno de notas manuscrito en el que detallaba entregas de dinero a la campaña de Sarkozy.
Además, Sarkozy está procesado en un otro caso aparte por presuntas presiones a Takieddine para que se desdijera de sus acusaciones, una causa cuyo juicio todavía no tiene fecha.
El expresidente acumula ya dos condenas por otros casos. La más reciente llegó el pasado 18 de diciembre, cuando el Tribunal Supremo convirtió en definitiva una pena de arresto domiciliario de un año por corrupción y tráfico de influencias.
Esa sentencia del Supremo, un año y medio después de la dictada en Apelación, supuso la primera ocasión en la que un exjefe del Estado francés era condenado en firme, y le obliga a llevar un brazalete electrónico para controlar el cumplimiento de la pena.
Esa condena puso fin al recorrido judicial del primer caso de Sarkozy en Francia, aunque no tardó en anunciar que proseguirá el combate judicial en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo.
El segundo caso, por la ilegalidad de las cuentas de su campaña electoral presidencial de 2012, tiene ya una sentencia en primera instancia, a un año de cárcel, la mitad exento de cumplimiento y la otra mitad en arresto domiciliario.
El proceso en Apelación por esa condena tendrá lugar en el segundo semestre de este año.
Sarkozy insiste en declararse inocente de todas las acusaciones en su contra y afirma ser una víctima del ensañamiento de los jueces en represalia por sus políticas cuando era presidente. EFE