Cracovia (Polonia), 3 ene (EFE).- El primer ministro polaco, Donald Tusk, presidió este viernes junto al presidente del Consejo Europeo, António Costa, la ceremonia oficial de inauguración de la Presidencia polaca del Consejo de la Unión Europea (UE), en un acto marcado por las ausencias del presidente Andrzej Duda y del embajador húngaro, cuya presencia fue vetada.
En su discurso en el Gran Teatro de la Ópera de Varsovia, donde se dieron cita representaciones oficiales de todos los socios europeos, Tusk hizo un llamamiento a la unidad de Europa e instó a los Estados de la Unión a "hacer todo lo posible para que Europa vuelva a ser fuerte (...) y redescubrir todo lo que significa el ideal europeo", una tarea para la que, dijo, "Polonia está preparada".
El presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, por su parte, elogió la vitalidad de la democracia polaca y puso a Polonia como "el mejor ejemplo de éxito y la mejor inversión geoestratégica que la Unión Europea ha hecho".
La presidencia polaca coincide con el inicio de un nuevo ciclo institucional de cinco años en la UE y es visto desde Varsovia como una oportunidad para impulsar una agenda ambiciosa en áreas clave como la seguridad, la economía y la energía.
La Presidencia polaca no será fácil, pues la situación creada por la guerra de Ucrania proyecta una sombra de incertidumbre en la Unión y es también motivo de discordia entre algunos socios, como la propia Polonia y Hungría.
La ausencia del embajador húngaro, Istvan Ijgyarto, causada por un veto de la parte polaca es una clara señal de la deteriorada relación entre Polonia y Hungría.
El Ministerio de Asuntos Exteriores polaco informó que la participación del embajador húngaro "no estaba prevista" debido a la reciente decisión de Budapest de conceder asilo político a Marcin Romanowski, ex viceministro de Justicia polaco perseguido por la Justicia de su país, al ser sospechoso de malversar 25 millones de euros del Fondo de Solidaridad.
El ministro de Asuntos Exteriores húngaro ha calificado la decisión polaca como "patética e infantil".
Otra ausencia, aún más llamativa, ha sido la del presidente polaco Andrzej Duda, cuya relación con Donald Tusk se ha caracterizado por la tensión y las más profundas discrepancias.
En su reciente discurso de Año Nuevo, Duda criticó al Gobierno de Tusk por "profundizar las divisiones y fortalecer los conflictos", debilitando la democracia polaca.
La jefa de la Cancillería del Presidente, Małgorzata Paprocka, justificó la ausencia de Duda argumentando que "para los organizadores no fue importante" su presencia.
Paprocka argumentó que, más allá de enviar la invitación, no hubo ningún contacto por parte de la Cancillería del Primer Ministro ni del Ministerio de Asuntos Exteriores para coordinar la participación del presidente, lo que llevó a concluir que su presencia no era considerada relevante.
A las tensiones diplomáticas y domésticas, se une el complejo contexto internacional que marca el comienzo de 2025, con el posible fin de la guerra en Ucrania, la crisis energética y la creciente presión migratoria en las fronteras orientales de la UE.
Polonia ha elegido como lema "Seguridad, Europa", enfatizando su compromiso con el fortalecimiento de la seguridad en todas sus dimensiones, incluida la energética.
Un Donald Tusk con amplia experiencia en los mecanismos de Bruselas intentará aprovechar el momento para, no solo conducir la política europea en sintonía con los intereses de su país, sino también para proyectar la creciente influencia que Varsovia está adquiriendo en los últimos años.
Ello es así especialmente tras el vació de poder creado por las crisis internas que viven los dos principales países del viejo continente: Alemania y Francia.
"Sí, Europa, tienes suerte de que en este momento tan difícil de nuestra historia Polonia cumpla la misión de la presidencia", dijo, dijo Tusk "porque nosotros en Polonia sabemos bien lo que es resistir y encontrar esperanza y fe en nuestras propias fuerzas". EFE