Hong Kong, 20 dic (EFE).- La investidura de Sam Hou-fai como nuevo líder de Macao, en una ceremonia presidida por el presidente chino, Xi Jinping, en el 25º aniversario del retorno de la excolonia portuguesa a China, marcó hoy un relevo en el liderazgo local con la promesa de diversificar una economía dominada por los juegos de azar.
Xi presidió la investidura del nuevo dirigente como colofón a una visita de tres días en la que la región semiautónoma china conmemora los 25 años de su regreso a la soberanía china.
Sam, en un discurso en mandarín, destacó que la región ha creado un "milagro de desarrollo que irradia una brillantez extraordinaria".
El funcionario también atribuyó la prosperidad macaense a la "gran vitalidad y superioridad del principio de gobierno 'un país, dos sistemas'", un modelo idéntico al de Hong Kong y que promete, en teoría, un alto grado de autonomía, un ordenamiento jurídico propio y mayores salvaguardias de las libertades civiles que en China continental.
Se comprometió asimismo a acelerar la diversificación económica, respaldar la transformación de industrias tradicionales y apoyar a las pequeñas y medianas empresas para abordar el problema del "desarrollo desigual", al tiempo que reafirmaba su firme defensa de la seguridad nacional.
El recién nombrado dirigente de la región administrativa especial había criticado durante su carrera la "bárbara expansión" de la industria de los casinos.
“Esta situación de tener una industria dominante es desfavorable para el desarrollo a largo plazo de Macao y tiene un enorme impacto negativo”, declaró antes de su nominación como candidato a líder del Ejecutivo.
Posteriormente, moderó sus críticas y aseguró que el sector del juego no se verá afectado durante su mandato, enfatizando la necesidad de un "desarrollo ordenado".
Sam, quien había ocupado el cargo de presidente del Tribunal Supremo de Macao desde el traspaso de soberanía en 1999, fue el único candidato en las elecciones celebradas el pasado octubre, logrando un 99 % de los votos de un comité de 400 miembros afines a Pekín.
Cuando Macao volvió a control chino el 20 de diciembre de 1999, Pekín aseguró que “el sistema capitalista y el estilo de vida” de la ciudad se mantendrían sin cambios durante medio siglo.
Hoy en día, China exhibe a la urbe como “un brillante ejemplo de su modelo de un país, dos sistemas”, en notable contraste con Hong Kong, que vivió en 2019 masivas protestas prodemocráticas, a menudo violentas, hasta que Pekín implementó una controvertida ley de seguridad nacional en 2020.
Tras el traspaso de soberanía, el territorio se consolidó como la capital mundial de los casinos en términos de ingresos del juego y se convirtió en un destino turístico de gran atractivo para los visitantes chinos.
Las celebraciones del nuevo liderazgo comenzaron el viernes por la mañana con una ceremonia de izado de bandera en la Plaza del Loto, a la que asistieron el líder entrante, ministros locales y funcionarios chinos visitantes.
Sam toma el relevo de Ho Iat-seng, quien ocupó el cargo desde 2019 y dedicó gran parte de su mandato a gestionar la respuesta a la pandemia de coronavirus y sus repercusiones económicas.
Durante un banquete el jueves, Xi destacó los logros de Ho, afirmando que la urbe "ha alcanzado nuevos hitos en la adecuada diversificación económica" bajo su liderazgo. Al inicio de su visita el miércoles, describió a la capital mundial del juego como "una perla en la palma de la mano de la nación", enfatizando su compromiso con el desarrollo y el bienestar de su pueblo.
Desde su retorno a China tras 442 años de dominio portugués, Macao ha disfrutado de un notable crecimiento en su prosperidad, alineándose con el auge económico del país.
La región se ha establecido como el único lugar en el país donde el juego en casinos es legal, superando a Las Vegas como el mayor centro de apuestas del mundo, impulsada por dos décadas de inversión y gasto de turistas chinos.
Bajo órdenes de Pekín para diversificar la economía, las autoridades macaenses han propuesto industrias como los servicios financieros, la tecnología y la medicina tradicional china como nuevos motores económicos. EFE
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