Ginebra, 20 dic (EFE).- La décima ronda de negociaciones para un tratado que responsabilice a las empresas multinacionales de violaciones de derechos humanos, especialmente frecuentes en países en desarrollo, concluyó este viernes en Ginebra con escasos avances, aunque con esperanzas en que a medio plazo se logren resultados.
"Si me preguntan si habrá texto en un año, pues probablemente no, pero tampoco creo que vayamos a tardar diez años más", resumió a EFE la experta jurídica Andressa Soares, de Campaña Global, plataforma de sociedades civiles que sigue de cerca estas negociaciones desde su inicio en 2014.
Aunque la urgencia crece "porque las violaciones aumentan con el paso del tiempo", se corre el riesgo de intentar acelerar las negociaciones con un acuerdo final débil, advirtió la experta, quien subrayó que en el sur global la presión de la sociedad civil por conseguir resultados es cada vez mayor.
"Mi apuesta es que, debido a esa confluencia de fuerzas, en los próximos dos años vamos a tener importantes negociaciones y avances", aseguró.
Las negociaciones de esta semana estuvieron marcadas, según Campaña Global, por nuevas amenazas de las compañías transnacionales.
"Han llegado al extremo de amenazar a los Estados del sur global con no invertir si se materializa ese instrumento jurídicamente vinculante: eso es comprar impunidad diciendo que si no hacen lo que quieren no invertirán", subrayó a EFE el abogado y activista Pablo Fajardo, de Amigos de la Tierra Ecuador.
Fajardo, que durante 30 años ha participado en el litigio contra Texaco/Chevron por perjuicios ambientales a comunidades indígenas en Ecuador, aseguró que ese emblemático caso es ejemplo del "vacío jurídico global por la falta de un instrumento jurídico que permita juzgar a una empresa que vulnera los derechos humanos".
El abogado ecuatoriano subrayó que no solo son las firmas de combustibles fósiles y otros recursos naturales las principales transnacionales que deben ser sometidas a un futuro tratado, sino también otras grandes empresas como los bancos, con fuertes inversiones en esos sectores.
Soares explicó por su parte que los países más desarrollados todavía tienen en las negociaciones una perspectiva de "protección" de sus empresas multinacionales, mientras que en las naciones en desarrollo hay cierta tensión de fuerzas en la que sin embargo se está avanzando a favor de un tratado.
Economías con grandes firmas de recursos naturales como Australia o Canadá no participan siquiera en las negociaciones, mientras que "China tiene una perspectiva un poco más dicotómica", detalló la experta.
La Unión Europea ha cambiado su perspectiva con la promulgación de directivas europeas a favor de que las empresas respondan en mayor medida de los abusos, mientras que Estados Unidos podría ser un escollo por su tradicional negativa a ratificar todo tipo de tratados internacionales, indicó. EFE
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