La principal base aérea rusa en Siria, custodiada por rebeldes pero aún ocupada por Moscú

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Noemí Jabois

Jameimim (Siria), 20 dic (EFE).- Un joven rebelde se sienta riendo ante el disparador de la metralleta de una 'Land Cruiser' olvidada por los rusos a las puertas de la base aérea de Jameimim, una de las principales de Moscú en Siria y ahora custodiada por los insurgentes tras el derrocamiento de Bachar al Asad.

Las tropas de Rusia, que en 2015 comenzaron a intervenir militarmente en Siria en favor de su aliado Al Asad, aún están presentes en el interior de la base, pero el puesto de control de acceso está en manos de los grupos islamistas que derrocaron al régimen el 8 de diciembre.

"Siguen aquí, están retirando su maquinaria (...) Tenemos contacto con ellos mientras sacan su maquinaria y salen del país", confirma a EFE Abu Khaled, uno de los insurgentes desplegados en este puesto, por donde yacen tirados una matrícula y algunas cajas de madera identificadas en alfabeto cirílico.

Afirma que los rusos ya no se "pasean" por la zona como antes y que están centrados en una supuesta retirada.

"El liderazgo nos colocó aquí primero para proteger al pueblo, y para que (los rusos) no jueguen aquí como querían hacer antes. Ya ves todas las barricadas, no haremos nada, es para proteger al pueblo porque Rusia es un país terrorista", agrega el rebelde.

La aviación rusa bombardeó durante años a estos mismos grupos insurgentes, liderados por la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante, y siguió haciéndolo incluso durante la reciente ofensiva contra Al Asad, en la que Damasco contó con cobertura aérea de Moscú.

"Ojalá salgan de todo el país después de que este perro fue derrocado", comenta Abu Khaled frente a la base de Jameimim.

A cada rato, va despegando un caza ruso de la base, escoltado al inicio del vuelo por un helicóptero. "Ojalá que explote", masculla otro de los guardianes cuando el sonido envolvente de un nuevo avión de combate "calentando motores" comienza a expandirse con fuerza por la zona.

Critica cómo el régimen de Al Asad llenó Siria de sus aliados rusos, iraníes y del grupo chií libanés Hizbulá "para matar a niños, mujeres y a todos los que estuvieran contra el sistema". "Sí o sí tenías que estar debajo de su zapatilla", lamenta el combatiente a EFE tras la inverosímil victoria insurgente.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una ONG con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, la semana pasada despegó de esta base un avión de carga después de que llegaran a ella vehículos militares rusos que se habían retirado de sus posiciones en varios puntos del país.

El Observatorio mantiene que también estarían siendo evacuados ciudadanos rusos desde aquí y desde su base naval en la vecina provincia de Tartús, donde la presencia de Moscú se remonta a la época soviética.

Algunos medios aseguran que el Kremlin estaría negociando con las nuevas autoridades interinas de Siria para tratar de mantener sus bases en el país, de importancia estratégica y, en el caso de las instalaciones navales de Tartús, su principal baza en el mar Mediterráneo.

Preguntados por su aparente retirada gradual de Jameimim, un grupo de soldados rusos que se apean de un blindado para abastecerse en una farmacia cercana se limitan a apuntar a EFE que no pueden hacer comentarios "en esta situación".

En un pequeño lapso de tiempo, hasta tres convoyes con banderas rusas pasan por esta carretera.

Aunque aún no está claro si estarían sacando a sus tropas de Siria para siempre, insurgentes como Abu Khaled cuentan los días para que llegue ese momento.

Tras pasar once años a caballo entre Turquía y la fronteriza provincia noroccidental siria de Idlib -hasta hace poco el último bastión opositor en el país-, este joven combatiente fue avanzando con sus compañeros insurgentes durante la rápida ofensiva iniciada hace tres semanas.

Fue así como llegó a Latakia, la provincia donde se ubica Jameimim y donde finalmente pudo ver a su madre tras más de una década sin abrazarla. Apenas había pasado "media hora" con ella cuando le convocaron para custodiar la base rusa, donde ahora lleva siete días desplegado para "proteger a la gente".

"Esperamos la hora en que salgan los rusos para levantar nuestra bandera ahí", concluye Abu Khaled. EFE

(foto)(vídeo)

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