El presidente francés, Emmanuel Macron, ha llegado este jueves al archipiélago de Mayotte para evaluar en primera persona los daños causados por el ciclón 'Chido', que ha dejado ya al menos una treintena de muertos tras el paso de la mayor tormenta que ha azotado esta zona del Índico en casi un siglo.
El convoy presidencial ha sido abucheado a su salida del aeropuerto, en medio de la creciente indignación de los habitantes de este territorio francés de ultramar, que reprochan a Parías haber subestimado la magnitud de lo ocurrido.
"No debemos dividirnos", ha insistido Macron ante un grupo de personas que le ha recriminado las condiciones en las que se encuentran, especialmente aquellas que residen en los barrio periféricos de la capital, Mamoudzou. "El tema no es culpar a lo que está mal, sino asegurarse de que las cosas mejoren", ha dicho.
Macron ha prometido que se restablecerá lo antes posible la capacidad eléctrica, el suministro de agua y la red de telefonía y no ha descartado el envío de más personal desde Francia para ayudar en las tareas de recuperación. "Todos están haciendo lo mejor que pueden", ha justificado.
El presidente francés ha llegado a Mayotte un día después de declarar el estado de catástrofe natural excepcional, que estará vigente al menos un mes y permite, según el Gobierno, una gestión "más rápida y eficaz de la crisis".
Las autoridades de Mayotte, ubicado en el océano Índico entre Madagascar y Mozambique, han informado de al menos 31 muertos y 1.370 los heridos --aunque las primeras sospechas apuntaban a cientos de fallecidos y notables destrozos--.
Se trata del territorio más pobre de Francia y depende en gran medida de la ayuda de París. Alrededor de un tercio de sus 320.000 habitantes viven en asentamientos de chabolas, en condiciones muy precarias.