Río de Janeiro, 18 dic (EFE).- El número de tortugas charapa nacidas en el Valle del Guaporé, en la frontera entre Brasil y Bolivia y principal área de desove de este quelonio amazónico, cayó desde 1,4 millones en 2023 hasta 700.000 en 2024 como consecuencia de los cambios climáticos, dijeron fuentes oficiales este miércoles.
"Registramos una caída del 50 % en el número de nacimientos debido a que los cambios climáticos afectaron el ciclo de reproducción de esta especie", afirmó a EFE el superintendente del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) en el estado amazónico de Rondonia, César Luiz Guimarães.
El especialista explicó que, además de una sequía histórica este año que redujo a mínimos los niveles de los ríos de la Amazonía, la región fue afectada con incendios forestales récord que cubrieron el cielo de humo y, ya en diciembre, con lluvias extremas que provocaron inundaciones y ahogaron las crías en los nidos.
El número de nacimientos fue calculado la semana pasada cuando los miembros del Ibama realizaron una campaña para retirar las crías de los nidos enterrados en la arena y llevar las tortugas a lugares seguros antes de liberarlas en el río lejos de sus predadores.
Tan solo el domingo fue posible salvar 200.000 crías y ponerlas temporalmente en cercas protegidas, pero, como aún se esperan eclosiones en los próximos cinco días, la previsión del Ibama es que el número de nacimientos se limite a 700.000 este año.
Las charapa Podocnemis expansa, también conocidas como arrau o tortuga de la Amazonía en Brasil, son la mayor especie de tortuga de agua dulce de Sudamérica y una gran parte de sus hembras acostumbra acudir en agosto, septiembre y octubre a las playas altas del río Guaporé para desovar, lo que convierte a esta región en su mayor criadero.
Los nidos se ubican en un área con un rayo de 30 kilómetros en siete playas del Guaporé, cinco en el lado brasileño y dos en el boliviano.
"De las cinco playas que siempre visitamos para buscar los nidos, este año tan solo registramos eclosiones en una. En las otras cuatro no hubo nacimientos", dijo el superintendente del Ibama.
Según el biólogo José Carratte, supervisor de Medio Ambiente de Energisa, la eléctrica que apoya las campañas de salvamento de las charapa en el Guaporé, el cielo cubierto de humo desorientó a las tortugas, que terminaron demorando más de lo normal para llegar a las playas a desovar, lo que atrasó todo el ciclo de reproducción.
Otro agravante fue que la sequía intensa de este año convirtió los lechos de los ríos en extensos bancos de arena y alejó a las crías de las orillas y las dejó expuestas a sus predadores, principalmente buitres y caimanes, según Guimarães.
El especialista del Ibama agregó que lo peor fueron las fuertes lluvias de diciembre, que hicieron crecer el nivel del río muy rápido e inundaron los nidos, lo que diezmó a las crías que aún no habían salido de la arena. EFE
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