Mario Baos Bahía
Málaga (Colombia), 18 dic (EFE).- Cuando un niño nace en La Plata, una de sus primeras palabras es “manglar”, pues este territorio ubicado en el Pacífico colombiano a pocos kilómetros del mayor puerto de esta costa, Buenaventura, la conservación de este ecosistema acuático es parte fundamental de su vida.
En la sangre de cada habitante del archipiélago, enclavado en el Parque Nacional Natural Uramba Bahía Málaga, hay un vínculo directo con su ecosistema, ahí han aprendido, con el paso de los años, que su mayor riqueza es la biodiversidad.
Santiago Valencia, líder del Consejo Comunitario de La Plata, explica a EFE que el manglar “es la misma vida, el centro de todo”, al ser la “sala cuna” de miles de especies que habitan el océano y la razón de su existencia es la conservación.
“Aquí desde el niño más pequeño hasta el adulto más anciano sabe que nos debemos al cuidado de nuestro territorio, la preservación de la naturaleza y mantener la identidad de nuestro pueblo negro a través de acciones comunitarias”, asegura Valencia.
En La Plata la lluvia es constante, las comunidades se movilizan en canoas y si deben viajar a la ciudad lo hacen en lanchas bimotores. Viven en casas de madera y tienen un acuerdo colectivo con un autogobierno basado en la hermandad y el cuidado del bosque.
Para llegar a esta realidad, la población tuvo que desaprender viejas costumbres y adquirir nuevos hábitos, pues el corte desenfrenado de árboles ya generaba un impacto directo a lo que consideran su paraíso.
César Murillo, habitante de La Plata, tuvo que pasar por dicho proceso, al principio no tenía fe, pero ahora ve los resultados de la conservación.
“Antes explotábamos nuestro territorio para beneficiar a personas externas, pero el corte de madera era nuestra fuente de ingresos. Nos tocó caminar la zona, amarla, y aunque al principio vimos como un caso perdido eso de la conservación, hoy nos sentimos felices de vivir de ello”, precisa Murillo a EFE.
Murillo, quien también es guía turístico y uno de los guardianes de La Plata, sentencia que “las tentaciones” no faltaron, porque sus antiguos clientes le ofrecían más dinero e incluso motosierras para que no se detuvieran.
“No me rendí. Aprendí que cuando cortaba la madera no solo era el árbol que mataba, sino también muchos nidos, espantaba muchas especies. Nos dimos cuenta que tiene más ganancia un árbol parado que cortado; tiene más ganancia un animal vivo para hacerle fotos que muerto por cacería”, insiste Murillo.
En 2012, más de 70 familias de La Plata vivían del aprovechamiento de la madera del bosque, actualmente solo 10 lo hacen de manera controlada para la creación de cabañas ecoturísticas, artesanías, canoas, canaletes y camas para sus mismas familias.
Son más de 38.000 hectáreas las que se conservan con la ayuda del Consejo Comunitario de Comunidades Negras de La Plata.
También crearon una asociación de mujeres para la extracción de la piangua, un molusco que les brinda alimento.
“Ellas hacen un monitoreo constante de conservación al manglar. La piangua la recolectan con técnicas que permiten cuidar el ecosistema y se unen para reforestar, si es necesario”, puntualiza el líder.
Desde el año pasado, el Consejo Comunitario de La Plata trabaja con Conservación Internacional, ONG dedicada a la conservación basada en la unidad del territorio para frenar el cambio climático.
Sus procesos productivos los ha hecho parte de la ‘Mangroove Alliance’, una coalición internacional compuesta por más de 100 organizaciones, cuyo objetivo principal es detener la pérdida de los manglares y restaurar al menos la mitad de los que han sido deforestados.
“Sabemos que Bahía Málaga es uno de los lugares más ricos en el mundo para la preservación y estar aquí nos hace felices, pues entre todos aportamos para que esto cambie. Hoy vivimos del ecoturismo, la recolección de la piangua, la pesca, pero, sobre todo, de cuidar nuestro paraíso”, sostiene Valencia.
Actualmente los habitantes de La Plata ofrecen recorridos por diferentes ecosistemas, explican cómo se puede cuidar el bosque, además se han vuelto expertos en visitas a cascadas, avistamiento de aves y charlas ambientales. EFE
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