Redacción Asia, 17 dic (EFE).- El pulso por Taiwán, el conflicto coreano y los disputados mares de China destacan como los principales puntos de tensión en Asia, que si bien no acaban de estallar parecen haberse agudizado este año en parte debido a la polarización de las partes implicadas y a un Pekín más asertivo.
En todos los casos se trata de tensiones con décadas de antigüedad que constituyen una amenaza permanente por su potencial dimensión global y devastadora, con el mar de China siendo una ruta comercial clave, Taiwán fuente mundial de chips y EE.UU. el mayor socio de defensa de Taipéi, Manila y Seúl, mientras Pionyang y Moscú impulsan intercambios militares sin precedentes.
El cerco de China sobre Taiwán
En Taiwán, la victoria del Partido Democrático Progresista (PDP) en las presidenciales de enero ya auguraba mayores fricciones con China, y el tiempo así lo ha demostrado: tras la toma de posesión de William Lai en mayo, el Gobierno chino ha recrudecido su campaña de presión contra la isla que tacha de "provincia rebelde", gobernada de forma autónoma desde 1949.
China desplegó una enorme flota naval en los alrededores de Taiwán y en distintos puntos del Pacífico a mediados de diciembre, unas maniobras militares que no han sido confirmadas por las autoridades chinas y que buscan intimidar a la isla y enviar un “mensaje” a la próxima administración de EE.UU.
En los últimos seis meses, China sí ha confirmado otros dos ejercicios militares a gran escala alrededor de Taiwán -el 23 y 24 de mayo y el 14 de octubre-, enviando más de 2.300 aeronaves militares cerca de la isla -un 38 % más que en todo 2023- y mandado a su Guardia Costera al Estrecho de Formosa.
Pekín publicó además en junio directrices judiciales destinadas a castigar a los “separatistas” de Taiwán, entre ellas medidas como la pena de muerte para los acusados de “dividir el Estado”.
Lai, por su parte, ha propuesto aumentar el gasto en Defensa un 7,7 % interanual para 2025.
Tensión coreana
La tensión en la península de Corea, donde Norte y Sur se mantienen técnicamente en guerra desde hace casi 75 años, se ha agudizado desde principios de año, cuando el líder norcoreano, Kim Jong-un declaró al vecino como estado enemigo y descartó la idea de reunificación y reconciliación, nociones que se incluyeron después en la Constitución norteña en octubre.
Este enfoque constituye un giro radical para lo que había sido la estrategia diplomática norcoreana de las tres últimas décadas y parece emparejarse con los persistentes avances de su programa armamentístico -en septiembre el régimen exhibió públicamente por primera vez su producción de combustible para bombas nucleares- y el intenso acercamiento entre Pionyang y Moscú.
Corea del Norte y Rusia firmaron un tratado estratégico en junio, en virtud del cual deben prestarse asistencia en caso de ataque militar y que también acarreó el envío de tropas norcoreanas al frente de Ucrania en octubre para apoyar a Moscú, factores que ramifican y hacen cada vez más complejo el conflicto coreano.
En el Sur, el Gobierno de Yoon Suk-yeol, con un enfoque poco tolerante hacia Pionyang, decidió decretar por sorpresa en diciembre la ley marcial, acción que la cúpula militar surcoreana planificó aparentemente tratando de generar un conflicto de baja intensidad con el Norte para justificar la medida, lo que desestabiliza a Seúl y puede condicionar la evolución del conflicto en la península.
Las disputas marítimas de China y Filipinas
Aunque varios países se disputan territorios con China en el mar de China Meridional, entre ellos Malasia, Vietnam, Brunéi y Filipinas, es este último el que mantiene el mayor tira y afloja con Pekín, especialmente tras la llegada al poder de Ferdinand Marcos Jr. en 2022.
Esta disputa soberanista desemboca con frecuencia en choques como el vivido el 4 de diciembre en el arrecife Scarborough, cuando Manila denunció que sus embarcaciones fueron atacadas con cañones de agua y Pekín reivindicó haber defendido su territorio.
Pekín se atribuye un derecho "histórico" sobre casi todo el mar de China Meridional, mientras Manila reivindica que las islas y atolones disputados se encuentran en sus aguas territoriales y cuenta con un laudo a su favor de la Corte de Arbitraje Permanente de La Haya de 2016.
El apoyo de EE.UU. a Filipinas, unidos por un pacto de defensa mutua, hace temer que el conflicto pase a la escena global. Washington ha reiterado que el tratado incluye lo que suceda en dichas aguas y ha aumentado últimamente sus acuerdos de seguridad complementarios con Manila, de forma que sus tropas tienen acceso a bases filipinas próximas a Taiwán y el mar de China. EFE
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