Nueva York, 17 dic (EFE).- El supuesto asesino en serie de Gilgo Beach, sospechoso de un caso sin resolver vinculado a la aparición de cadáveres a lo largo de los años en una playa del estado de Nueva York, fue acusado este martes de matar a una séptima mujer, desaparecida en el año 2000.
Rex Heuermann, de 61 años, fue imputado hoy por asesinato en segundo grado por la muerte de Valerie Mack, una mujer de 24 años que trabajaba como prostituta y cuyos restos fueron encontrados en 2011 cerca de Gilgo Beach, en Long Island (Nueva York), de acuerdo con documentos judiciales.
Según la Fiscalía, los forenses hallaron cerca de la mano izquierda del cadáver de la víctima -que fue desmembrada por el presunto asesino- un cabello vinculado a la hija de Heuermann, que entonces tenía solo cuatro años.
Heuermann se declaró no culpable por este último cargo ante un tribunal del condado de Suffolk, informaron hoy medios locales.
El caso de Gilgo Beach, muy mediático en Estados Unidos, se originó en 2010, cuando las autoridades buscaban a una mujer desaparecida en una remota zona costera de Long Island, en el este del estado, y hallaron con el paso de los años los restos de nueve mujeres, un hombre y un bebé.
Después de pasar años inactivo, el caso dio un giro determinante en 2023 con la detención de Heuermann, un arquitecto de 59 años casado y con dos hijos.
Tras su detención, la policía halló en su residencia más de 350 dispositivos electrónicos en los que guardaba una importante colección de pornografía violenta, que incluía imágenes que mostraban la mutilación de pechos y el amarre de mujeres con cuerdas "que coinciden con las lesiones infligidas" en la séptima víctima.
La Fiscalía insiste en que Heuermann planeaba "metódicamente" los crímenes.
Heuermann también está acusado de homicidio por las muertes, entre las décadas de 1990 y 2010, de Melissa Barthelemy, de 24 años; Megan Waterman, de 22; Amber Lynn Costello, de 27; Maureen Brainard-Barnes, de 25; Jessica Taylor, de 20, y Sandra Costilla, de 28.
Al igual que Mack, muchas de las víctimas eran trabajadoras sexuales. EFE